La investigadora y autora catalana Núria Gómez Gabriel.

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Núria Gómez Gabriel (Barcelona, 1987) visitó recientemente la Isla con motivo del comisariado de la primera exposición individual de Bel Fullana en Es Baluard Museu. Ahora, la investigadora cultural especializada en prácticas artísticas y tendencias de la cultura visual ciberculturas ofrecerá un taller en el espacio Call Vermell (Carrer Major número 44 de Felanitx), que regenta la cineasta Antonina Obrador. La cita es este sábado, de 10.00 a 14.00 horas.

¿Qué puede contar acerca del taller que impartirá en Felanitx?
Es un taller de microrrelato pensado para cualquier persona que tenga interés en la lectura y la escritura, desde amantes de la literatura y la escritura hasta periodistas, compositores de música o cualquiera que desee pasar un buen rato a través de esta tipología de narrativas breves que rara vez superan la página de extensión.

¿Cómo encara la sesión?
A lo largo de la sesión haré una introducción sobre el papel de los microrrelatos y su potencial estético lleno de significados subterráneos para, después, dedicar una buena parte del encuentro a la lectura de anecdotarios, mitologías públicas y privadas, lo que se conoce como ‘autoficción’ o ‘literatura del selfie’ y que se despliega en diversos registros poéticos que van desde la ironía a la crónica política y social. Leeremos y comentaremos textos de autores como Sabina Urraca, María Bastarós, Andrea Abreu, Ursula K. Le Guin, Jorge Gumier Maier, Pedro Lemebel, Irene Solà, entre muchos otoas. Finalmente, realizaremos algunos ejercicios breves de escritura para dejar volar la mano, que es lo más divertido.

¿Y cómo afronta la escritura y la creación de relatos?
Mi relación con el texto es bastante diversa, aunque la gran mayoría de lo que he escrito hasta ahora se puede entender en el registro de ensayo literario. Por una parte, escribo desde la posición de comisaria de arte contemporáneo, textos que producen un marco estético y contextual de las muestras de arte y acompañan su lectura al público. Asimismo, he escrito artículos para revistas académicas y plataformas de crítica y divulgación cultural. Y, por otro lado, he publicado dos libros de ensayo:
Love me Tinder (Temas de Hoy, 2019) y, más recientemente, Traumacore. Crónicas de una disociación feminista (Cielo Santo, 2023). Ahora estoy preparando mi primera novela, o ensayo novelado, y me lo estoy pasando genial.

¿Qué es para usted la escritura?
Una herramienta muy poderosa y a la vez divertida, estimulante, porque por una parte ejercita la mirada crítica de nuestro entorno y nuestra vida, pero por otra nos ofrece la posibilidad de imaginar alternativas a nuestro presente, ser propositivos, modificar o crear nuevos mundos simbólicos que nos permitan imaginar nuestras vidas y nuestras relaciones desde un lugar más alineado a nuestro deseo. Hablo de los deseos más íntimos, pero también los más metafísicos y existenciales.

En Traumacore explora el «feminismo disociativo» y la «cultura postraumática contemporánea». ¿A qué se refiere con esos términos?
Más allá del diagnóstico médico, exploro la disociación desde un corte figurativo o filosófico. La disonancia cognitiva significa decir una cosa y sentir otra, se refiere a la capacidad de desconectarnos de nuestros pensamientos o entorno. Es algo que hemos aprendido a hacer desde pequeñas para ser aceptadas o sentir que cumplimos con los cánones. Margaret Atwood ya hablaba de la Male Gaze, la mirada masculina que observa desde nuestros propios ojos. En este sentido, me interesa el fenómeno cada vez más presente en internet en el que las personas feministas y las disidencias de género han abandonado el grito o la denuncia social para adoptar un enfoque ciertamente oscuro y sarcástico enfrente a sus quejas, que presenta los hechos de forma plana e irónica, con una sonrisa de indiferencia. En mi ensayo me pregunto si eso es consecuencia del feminismo hiperoptimista, de la ‘#girlboss era’, el ‘Run the World (girls)’. Si bien fácilmente nos puede llevar a pensar que es una posición cómoda y que beneficia al patriarcado, si pensamos en las estéticas bimbo, que evoca imágenes de sujetos femeninos de cabellos rubio platino y pechos prominentes y demás elementos, este feminismo disociativo se manifiesta como una hipérbole de la Male Gaze que desarticula ciertas formas de violencia patriarcal. De Marilyn Monroe a Pamela Anderson o Paris Hillton, el apelativo bimbo se ha usado para degradar a las personas indentificadas como mujeres que desprenden un cierto atractivo sexual canónico en perjuicio de su inteligencia y moral. Este estereotipo misógino que disocia a las personas socializadas como mujer objetualizándolas ha sido deconstruido a la vez que reivindicado por las políticas, estéticas y discursos feministas a lo largo de las últimas décadas. Las bimbos de la generación Z se apropian y transforman el estereotipo de ‘cabeza hueca’ con una corporalidad satírica, mediante intervenciones quirúrgicas y una exageración de las características de esta feminidad, y provocan una disonancia cognitiva para el sujeto masculino heterosexual que las observa.

Siempre mezcla géneros y lenguajes, ¿cree que la literatura es cada vez más híbrida? Personalmente diría que, de la misma manera que ocurre con el resto de lenguajes artísticos, los géneros son cosa del pasado, de la modernidad, de aquella época que se llenó de compartimentos y taxonomías a la vez que los estructuró mediante jerarquías. Por ejemplo, pensar que un ensayo es más ‘científico’ y la novela más ‘creativa’ es una falacia que desgraciadamente todavía arrastramos. Para mí, los géneros y los lenguajes son herramientas al servicio de la génesis y el proceso creativo y, en función de lo que se quiera crear y dónde queramos llegar, podemos usarlos. Eso sí, me gusta el pensamiento híbrido, aunque es algo personal y no me atrevería a generalizar. Lo que sí puedo decir es que, en nuestro taller, un tweet o un post de Instagram están en el mismo nivel literario que un poemario editado y publicado en papel y que seguramente la literatura más fascinante sea aquella que guardamos en nuestras reflexiones apuntadas en la aplicación de nuestro bloc de notas y que nos reservamos para la más oscura intimidad.