Bàrbara Duran Bordoy y Antoni Parera Fons, durante una de las conversaciones en s'Illot, que nutren el libro editado por Lleonard Muntaner.

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En la «feroz posguerra», Manacor se erigió como un pequeño oasis artístico. Pareciera que los mejores músicos y escritores se hubieran dado cita en la capital del Llevant: Antoni Mus, Rafel Aguiló, Tomeu Matamalas, Joan Bibiloni, Miquel Àngel Riera, Maria-Antònia Oliver, Gabriel Galmés y un largo etcétera. Lo recuerda el escritor Guillem Frontera en el prólogo del libro que la investigadora y musicóloga Bàrbara Duran (Manacor, 1963) ha dedicado a Antoni Parera Fons (Manacor, 1943): Música d’aigua, sal i llum (Lleonard Muntaner). Lo presentarán el próximo 10 de julio en la Torre dels Enagistes de esta localidad.

En este contexto, apunta el célebre escritor y colaborador de Ultima Hora, no es de extrañar que de Manacor surgieran «figuras de primerísima magnitud». Una de ellas es sin duda la de Parera Fons. Es autor de más de 250 títulos registrados, ha producido discos de grandes nombres de la lírica como Alfredo Kraus, Montserrat Caballé y Josep Carreras y de directores como Víctor Pablo Pérez y Jesús López Cobo y su dilatada trayectoria le valió el Premio Nacional de Música 2016 en la modalidad de Composición.

Agustí Fernández, Andreu Riera, Miquel Estelrich, Joan Bibiloni, Jaume Bordoy y Antoni Parera Fons.
Agustí Fernández, Andreu Riera, Miquel Estelrich, Joan Bibiloni, Jaume Bordoy y Antoni Parera Fons, en una de las fotografías que se incluye en el libro.

Con todo, Duran destaca que si bien Parera Fons «es una persona muy formada musicalmente», ha seguido «un camino único y muy personal». «Empezó a trabajar cuando era muy joven en el mundo de la producción discográfica y, paralelamente, se fue formando con Gerard Pérez Busquier y la célebre pianista Rosa Sabater. En Madrid siguió en contacto con gente muy importante, como el folklorista Manuel García Matos, de quien recibió consejo. Antoni me contó que dedicó mucho tiempo a analizar la orquestación de Ravel, Debussy, Beethoven y otros grandes compositores. Era un trabajo personal de disección», detalla la autora, quien ha confeccionado el volumen a partir de diferentes conversaciones que mantuvo con el artista el verano de 2021 en s’Illot (Manacor).

En este sentido, remarca que el hecho de que trabajara en la producción y que recibiera una «formación continuada» son dos factores clave que han contribuido a la prodigiosa carrera de Parera Fons. «Un productor necesita analizar en profundidad todos los detalles de las producciones, los instrumentos, las características de las voces... Y, en su caso, él alimentó el oficio de músico de productor con la vertiente compositiva», añade.

«A partir de su labor como productor ha escuchado tantísima música que ha refinado muchísimo sus gustos: sabe cómo quiere que suene algo y cómo hacerlo para que así sea. Él se anticipa tímbricamente, conoce bien la imagen sonora que desea. Es un refinamiento que el oyente no nota de entrada porque es elegante, pero que está ahí», explica Duran. Por su parte, Parera Fons admite que es «una exigencia que te reclaman los propios artistas con los que trabajas, porque tienes la obligación de la impertinencia, de decir cuando algo no te convence y repetirlo una y otra vez; una persona no da de sí si no tiene a alguien que la estimule».

Estética

La música de Parera Fons, opina Duran, «tiene momentos muy vivos y alegres que recuerdan a la estética italiana, pero otros son de una gran expresividad más cercana a los compositores franceses, aunque sin caer en lo sentimentaloide. Son fragmentos que te hacen llorar, pero no sabes que te conducirán a esa sensación porque son de expresividad contenida». Y, a su vez, sus obras, subraya, albergan una mediterraneidad que, tal y como reconoce el propio Parera Fons, resulta «inevitable», aunque asegura que no es consciente de ello. «Etiquetarte a ti mismo me parece un gran error. Simplemente vas haciendo y, según el momento, te sale una cosa u otra. En cuanto a la mediterraneidad, es natural que emerja de alguna manera, porque he nacido al lado del mar».

Con tan solo diez años, Parera Fons ya compuso su primera obra, Campanitas de la aldea, y se la dedicó a su profesora, aunque esta le reprobó. «Me dijo que menos jugar y más estudiar», recuerda entre risas. Quién le hubiera dicho a la maestra que tildó el ejercicio de mera distracción que se convertiría en la pasión –tan reconocida– de aquel niño.