Crecí escuchándoles. Bueno, a ellos y a muchos otros grupos surgidos de aquella cantera inagotable de talento que era el Madrid de los 80. Nacha Pop siempre fueron especiales. Su singularidad, el toque distintivo que ponía tierra de por medio con el resto era la naturaleza magnética y sensible de Antonio Vega. Un tipo que nos dejó mucho antes de morir. Y es que el madrileño quemó su vida a una velocidad de vértigo. Quienes le conocieron saben que sus últimos años fueron una propina de la vida. Esta noche, esas canciones que perduran como evangelios escritos en piedra sonarán en la apertura del ciclo musical de verano Es Jardí, a partir de las 20.00 horas, en el recinto Mallorca Live de Magaluf.
Nacha Pop nació a finales de los 70 como Uhu Helicopter. El proyecto estaba formado por un puñado de amigos, compañeros del Liceo Francés donde cursaban estudios. Desde el principio todos sabían cuál era su papel, pero el talento era cosa de Antonio. Su imagen acomodada les alejaba del núcleo duro de La Movida, mucho más transgresor, pero como contrapartida sonaban como una banda extranjera, cuando la técnica de la mayoría aún andaba en pañales. «Es posible que estuviésemos por encima de la media pero seguíamos aprendiendo. Creo que lo que más valor tiene de aquella época era el desparpajo con el que hacíamos música, y eso se nota en el magnetismo que conservan las canciones», explica Nacho García, cantante de Nacha Pop y primo del desaparecido Antonio Vega. Quien perteneció a la primera generación de músicos españoles atrapados en la sórdida trastienda de las drogas.
Fue un tipo especial, elegante, cultivado y magnético, con una habilidad única para tocar la fibra sensible con canciones de aliento poético y una fuerte pegada melódica. En sus partituras puso de relieve una sonoridad cristalina, tapizada con frágiles acompañamientos de cuerda y conducida por su cálida y vulnerable voz. «Antonio sigue viviendo conmigo, era mi primo carnal y mi amigo del alma, tengo recuerdos asociados a él desde mucho antes de tener la banda. Recuerdo que él tocaba en el metro y le dije que probara con nosotros, cuando vino por primera vez al local de ensayos se entusiasmó al momento. Hoy es uno de los músicos más queridos del país, y lo digo con orgullo», puntualiza García.
Una familiar que vivió de cerca La Movida me explicó su encuentro con el artista en un pub de Malasaña. Él estaba solo y ella aprovechó para acercarse a pedirle un autógrafo. Vega la atendió amablemente y le garabateó una guitarra en una servilleta de papel, en cuyo dorso podía leerse: «Ni en un millón de años olvidaré aquella décima de segundo, en la que olvidé un millón de años». «Él era así de sensible», agrega el músico.
En opinión del artista, el secreto de que canciones con cuatro décadas a cuestas sigan atrayendo a la gente «es porque hicimos una fusión de los que nos gustaba a todos, a unos nos iba más el rock y el funk, mientras que a Antonio le gustaba una música más intimista». La mezcla resultante es pura dinamita, incluso «llegamos a telonear a los Ramones en 1980».
Álgido
No todas las bandas se separan en el punto más álgido de su trayectoria, con un álbum superventas como Nacha pop 80-88. Preguntamos al entrevistado qué recuerdo guarda de aquella época de ruptura y cambio. «Cuando nos separamos estábamos en una dinámica muy preocupante por los problemas con las drogas que tenía Antonio, que era algo de lo que en su día nunca hablamos en prensa. Nos llevábamos bien y nos queríamos, pero era el momento para tomar otra dirección artística. De todas formas sabíamos que era una separación puntual, éramos conscientes de que algún día volveríamos a juntarnos». Antes de despedirse, el artista adelanta que publicarán nuevo material a mediados del próximo año, «tenemos un montón de canciones que nos encantan y pronto empezaremos a grabar».
1 comentario
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¿Se imaginan a Paul McCartney juntándose con 3 músicos más y diciendo "somos los Beatles"? Pues esto no es Nacha Pop.