J. A. Bayona (en el centro), junto a su hermano gemelo Carlos, Juanjo Sáez y sus padres, Piedad y Juan Antonio. | Emilio Queirolo

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Aunque no era su gran noche, J. A. Bayona, como buen cinéfilo –tal y como recordó la carismática presentadora Clara Ingold– no quiso perderse la apertura de la 14 edición del Atlàntida Mallorca Film Fest del sábado. Precisamente, sin pretenderlo, Bayona protagonizó entonces uno de los momentos más entrañables de la velada, cuando llegó al photocall junto a sus padres. La pareja irradiaba felicidad y orgullo de acompañar a su hijo, uno de los cineastas españoles más importantes, al festival que le premiaba con el Masters of Cinema. Incluso posaron sobre la alfombra roja, deslumbrados por los flashes de las cámaras e incluso del propio Bayona, que se colocó junto a los medios de comunicación para sacarles fotografías.

La de este domingo sí era su noche y el patio de La Misericòrdia ha acogido de nuevo a la familia Bayona –o mejor dicho, García-Bayona–, esta vez, además, con la presencia del hermano gemelo del artífice de Lo imposible o la reciente La sociedad de la nieve, que le llevó casi a acariciar el Oscar. Así, el cineasta ha posado con sus progenitores, Juan Antonio Bayona y Piedad García, Carlos García Bayona en una fotografía familiar a la que se ha sumado la pareja del artista, Alejandro Navas.

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Aina Zanoguera, durante su actuación junto a Clara Peya. Foto: Emilio Queirolo

Carlos era quien debía entregar la estatuilla honorífica a su hermano junto a Juanjo Sáez, ilustrador con quien Bayona hizo su primer cortometraje, Mis vacaciones (1999). Sin embargo, finalmente han sido sus padres quienes lo hicieron, visiblemente emocionados, no sin antes una distendida conversación entre el hermano y Sáez sobre cómo este conoció al realizador, a quien definió como «la persona más tenaz que he conocido en mi vida». Por su parte, Bayona ha recordado que «hacía veinticuatro años que no pisaba Mallorca», donde presentó el mencionado corto, concretamente, en un festival de Alcúdia que le dio mucha «suerte», pues allí conoció a Sergio G. Sánchez, el que sería guionista de El orfanato. El director, como hizo antes su hermano, recordó los orígenes humildes de su familia, «inmigrantes andaluces que en la Guerra Civil estuvieron en el bando equivocado, el de los pobres» y que «siempre consideraron la cultura como una inversión y no un gasto».

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Bayona, mostrando feliz el reconocimiento. Foto: Emilio Queirolo

Música y reivindicación

Por otra parte, la compositora y pianista Clara Peya ha sido la que ha puesto el acento musical y reivindicativo a la velada de ayer que, como la anterior, ha empezado con media hora de retraso; en esta ocasión, debido a fallos técnicos provocados por las fuertes rachas de viento. La catalana ha aprovechado para recordar que su proyecto responde a una «creación colectiva» y denunció la «destrucción del pueblo palestino». Asimismo, ha hecho alusión a la manifestación contra la masificación turística y recordó el lema «Menys turisme més vida», que se aplica «aquí, en Menorca, Barcelona y por todas partes». «Las canciones son de todas», ha clamado, elogiando a la mallorquina Aina Zanoguera, que también se subió al escenario. Peya también ha señalado que su último disco, Corsé, es «una oda a la imperfección, pues esta necesita movimiento, vida; mientras que la perfección es estática y muerta, así que es una suerte ser imperfectas». La actuación ha puesto -de nuevo- al público –no tan numeroso como el del sábado– de pie en una larga ovación.