En este tercer poemario, de verso libre, la autora ofrece «un rescate de una parte emocional que se dio en Murmullos del Mar, en cuanto a ritmo y musicalidad y también tiene una parte que recuerda a Tú y yo, conmigo, encontrando el término medio entre los dos anteriores en este tercer poemario», explica. En este sentido aclara que se trata de «el final de un estadio de vida, el final de una llegada a una adultez madura» y añade que «es el que más relata de mí en cuanto a conexión como mujer y como persona, en cuanto a conocimiento, en cuanto a entender el amor desde perspectivas diferentes».
Asimismo manifiesta tener la necesidad vital de escribir, no solo poesía sino también otros géneros como la novela. Igualmente, asegura que son varios aspectos los que la inspiran, «la emoción de sentir, tanto en el término de expansión por la felicidad que exhalas cuando te sientes enamorada, como la tristeza más profunda cuando puedes observar que ese amor no es el correspondido de la manera que tú querrías. «Eso es lo que me inspira». Así pues, agrega «a mí respirar me inspira. Las olas del mar me inspiran, el olor del campo me inspira. Me inspira vivir, el dolor, el amor desmedido, la alegría y todo lo emocional».
Entre los renglones de sus versos, Santana ofrece la llegada de un nuevo momento de su vida, al igual que una especie de síntesis y su manera de sentir. Con todo, el lector podrá conocer su sensibilidad, su forma de querer, de aprender, así como su forma de mantener el equilibro entre las emociones, su manera de no conformarse y de saltar a un nuevo peldaño de su vida.
En relación a su emotividad, la artista recuerda emocionada las palabras que un buen amigo suyo le dedicó en el prólogo de su segundo poemario: «haces confesiones a veces desmedidas, pero no serías tú si no lo hicieras», apuntó Pedro Pons. Así pues, Sandra Santana entrega los huesos del alma en este tercer poemario que comparte con mucha ilusión.
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