Nicolás Sans López es un estudiante mallorquín y es, hasta la fecha, el más joven en España en componer un musical. Ya ha estrenado su propia obra, llamada La sala de espera, y ha compuesto la obra Yo, Pablo, dirigida por Pablo Sandoval. Todo esto lo combina con el doble grado de Artes Escénicas, en la Escuela Jana, y Magisterio bilingüe en la Universidad Complutense de Madrid.
Su pasión por la música y la cultura teatral empezó desde muy pequeño. Su padre es músico y aunque comenzó escuchando música de los 80, poco a poco fue retrocediendo en el tiempo. Además, este le animó a entrar en el Conservatorio, donde estuvo cuatro años. La primera obra de teatro que vio fue Cuento de Navidad en inglés, pero recuerda que el teatro no fue su «primer amor». Sí lo fue un musical, A Chorus Line, en Madrid y dirigido por Antonio Banderas.
Lin-Manuel Miranda, compositor de obras como Hamilton o No se habla de Bruno, ha sido su «referente» desde que empezó a apasionarse. Es curioso porque las historias de ambos se parecen, salvando las distancias. El compositor estadounidense escribió su primer libreto con 17 años y ha triunfado a Broadway.
Sans López se ha graduado este año en Artes Escénicas en la escuela Jana después de tres años de estudios y comenta que le ha ayudado muchísimo. Se fue de Mallorca para estudiar en esa escuela en concreto y dice que le ha empujado a «crecer como artista y como persona», además de «hacer amistades que serán para toda la vida».
En su segundo año como universitario estrenó La sala de espera, sobre once personas que creen que creen que son diferentes, pero luego descubrirán que no lo son tanto. Un musical que esconde una gran historia ya que nació en una clase de cuarto curso de la ESO, pero que se quedó en la primera canción.
Ya en el primer año de universidad, el joven finalizó la obra. «Empezó siendo entre amigos y ha acabado como un proyecto profesional», cuenta Nicolás, que la ha llevado por varios escenarios de Madrid, pero con actuaciones esporádicas. Deja entrever que, «a lo mejor», cabe la posibilidad de hacer una segunda temporada de shows.
Para el mallorquín, lo más fácil es trabajar con la gente de este mundillo porque, «además de ser compañeros de trabajo, eran amigos»; y lo más difícil, «no esperaba que fuera tan complicado sacarlo adelante, ya que hay mucho gasto. Nadie te regala nada».
«Ha sido complicado de llevar todo, dos carreras, los musicales y socializar», pero él es firme creyente de que «hay tiempo para todo» y que «a base de palos» ha aprendido a sobrellevarlo. También cree que «con trabajo salen las cosas». Además, confiesa que su entorno que siempre ha confiado en él, sobre todo sus padres. La constancia también juega un gran papel junto a la inspiración, ya que «puedes tener una tarde de inspiración y te salen tres canciones, y otros en los que solo sale una línea». Añade que «todo este tiempo sí que ha merecido la pena».
Nueva York
El pasado 1 de abril, Sans recibió la Medalla de Oro de la mecenas Mayte Spínola por el mérito artístico e incluso apareció en Times Square, en el centro de Manhattan (Nueva York). «Cerraron una parte de esa calle para que nos sacáramos la foto con nuestra cara». Como lo cuenta es divertido: «Estaba en clase de matemáticas y me llamaron. Entonces salí de clase para meterme en el baño porque no había otro sitio más tranquilo y me quedé en shock». Entre los galardonados estaban la diseñadora Carolina Herrera y más celebrities.
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