El grupo vocal Qvinta Essençia, especializado en polifonía renacentista, propone este domingo una aproximación al paisaje sonoro de la santa.

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En 1574 fallecía en el monasterio de Santa Magdalena una religiosa llamada Catalina Tomàs, quien con el tiempo se convertiría en la única mallorquina a la que, hasta el momento, la Iglesia ha concedido el título de santa. Ahora, 450 años después, el convento en el que vivió y donde se conserva su cuerpo incorrupto es uno de los escenarios clave de los actos organizados con motivo de este aniversario por el Bisbat de Mallorca, el Consell y la canónica de Santa Magdalena.

El templo acogerá el 8 de septiembre, a las ocho de la tarde, un concierto de música religiosa del Renacimiento, con un repertorio de obras compuestas en la época en la que vivió santa Catalina Tomàs. «Por supuesto, no podemos saber si ella conocía estas obras en concreto, pero son piezas de los mejores compositores hispánicos del siglo XVI», explica Pablo Acosta, bajo del grupo vocal Qvinta Essençia, especializado en polifonía renacentista. El conjunto, uno de los más reputados del panorama español en estos momentos en su estilo, será el encargado de interpretar un repertorio a capella, en latín y castellano, centrado en la figura de María Magdalena. Se trata, sin duda, de una de las santas de cabecera de Catalina Tomàs, pues era la titular del monasterio.

Sea como sea, con toda seguridad, la santa escuchaba y cantaba música. «El canto siempre ha tenido un papel central en la vida monástica, donde gran parte de los rezos diarios eran cantados, así como muchas partes de las misas», destaca Acosta, quien señala que «de hecho, el grueso del concierto será una misa de Alfonso Lobo dedicada a Santa Magdalena y basada en un motete o composición religiosa de Francisco Guerrero. También hemos incluido algunas piezas profanas de la época, como Lágrimas de mi consuelo, de Juan Vásquez», abunda.

«La música sacra del Renacimiento se caracteriza por su dulce polifonía de voces con melodías diferentes, frente al antiguo canto gregoriano o llano, que se cantaba al unísono. Esta música está muy influenciada por el Concilio de Trento (1545-1563), que marcó la Contrarreforma y que quiso regular la música que se hacía en las iglesias para dotarla de claridad, transparencia y clasicismo y alejarla del exceso y la complejidad, facilitando a los feligreses la comprensión de los textos litúrgicos», incide.

Además de la música, el concierto incluirá la lectura de los escritos conservados de Santa Catalina Tomàs. Llevarán a cabo este cometido varias religiosas de la comunidad de Santa Magdalena con el objetivo de ofrecer un contexto histórico, espiritual e incluso filosófico más amplio. En concreto, se leerá la carta de profesión que escribió Catalina Tomàs al prometer sus votos monásticos y pasar de novicia a monja; dos misivas remitidas al cartujo Vicenç Mas con quien se carteaba –en las que le ofrecía ánimo y consejos sobre la vida monástica– y el considerado su testamento espiritual, unas palabras supuestamente pronunciadas poco antes de morir y que dirige a sus hermanas de comunidad. No en vano, la organización ha elegido como título del evento musical unas palabras de la propia Santa Catalina Tomàs, Per a venir a perfecta puresa de l’ànima, que refleja su máximo objetivo espiritual en la vida: lograr la pureza del alma.