Sole Giménez celebra sus 40 años de trayectoria. | Biel Aliño

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Hace ya cuatro décadas que Sole Giménez pisa escenarios, desde que despuntara en los 80 como vocalista de Presuntos Implicados. Desde hace 20, desarrolla su carrera en solitario, con once álbumes en los que exhibe una calidad y personalidad vocal que mejora con los años. A sus 61 años, la cantante se muestra en plena forma, como demostrará el 27 en el Auditòrium de Palma con un concierto enmarcado en la gira ¡Celebración!, en la que repasa los grandes éxitos de su carrera y conmemora sus 40 años en la música.

En 40 años de carrera, le habrá pasado de todo...
—¡Pues sí! El peor momento fue cuando Presuntos Implicados se separó. Y uno de los mejores, este mismo enero, en un concierto en Barcelona del que salimos a hombros.

Así que la gira está yendo bien.
—Están siendo conciertos muy disfrutones, la gente canta un montón y sale con una sonrisa, que es el mejor regalo que podemos recibir. Es una mirada hacia atrás, pero desde un punto de vista muy bonito.

¿Qué música escucha estos días?
—A nivel internacional, escucho mucho soul actual. De música española, me interesan muchísimo algunas mujeres que hacen cosas espectaculares, como Rozalén o Valeria Castro.

No en vano, sacó usted dos discos en los que reivindicaba a las mujeres en la música.
—Desde luego. Siempre defenderé a la mujer en la música y creo que todavía hay mucho trabajo por hacer. La igualdad real no existe todavía. Cada vez que me subo a un escenario y busco mujeres bajistas, bateristas, productoras, técnicas, veo que siguen siendo una minoría. Una de las causas es la falta de referentes de mujeres músicas que no sean cantantes.

¿Ha cambiado la situación desde que usted empezó?
—Las mujeres de mi generación no nos dábamos ni cuenta de que nos discriminaban. ¡Estaba asumido! Y si no te callabas, te ganabas fama de conflictiva e inconformista, caías mal y eso te pasaba factura. Pero es una constante en la figura de la mujer en la música.

Desarrolle, por favor.
—Ya en el siglo XVI o XVII, las pocas mujeres que daban el paso de dedicarse a la música eran tachadas de fulanas, locas o con problemas.

¿Y qué opina de las nuevas generaciones de mujeres?
—¡Me encantan! Son más atrevidas y abiertas, tienen menos prejuicios y miedos.

¿Qué les diría a las que quieran dedicarse a la música?
—Que confíen en ellas mismas y sean muy cabezotas. Que se hagan a la idea de que van a vivir en la más absoluta incertidumbre económica y laboral, además de al albur de los vaivenes en la moda y la industria. Y que es una profesión en la que siempre estás de examen.

¿Incluso usted, después de 40 años?
—¡Yo la primera! Cada vez que hago algo, es como si lo que he hecho antes no sirviera para nada. Lo más importante que he aprendido es que es vital rodearse de un equipo de colaboradores a los que quieras y con los que formes una pequeña familia.