Eva Baltasar conversará este sábado con Remedios Zafra en un acto conducido por Pilar Rubí. | Quique García

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Hay periodistas y lectores que preguntan a Eva Baltasar (Barcelona, 1978) si se sintió desbordada por la presión ante el hecho de poder alzarse con el prestigioso International Booker Prize 2023 por Boulder, novela que junto a Permagel y Mamut conforma el aclamado tríptico sobre la maternidad. A pesar de que no se llevara el galardón, la autora catalana se ha convertido en una de las más importantes de nuestro territorio.

Tras la exitosa tríada, la escritora publicó en marzo Ocàs i fascinació (Club Editor en catalán y Random House en castellano), un título que, lejos de defraudar a sus seguidores, no ha hecho sino afianzar el fenómeno Eva Baltasar, que este sábado recalará en el Festival Literatura Expandida a Magaluf (FLEM), que organiza Rata Corner con el hotel Innside Calviá Beach en Magaluf. La catalana conversará a las 13.00 horas con Remedios Zafra, ensayista especializada en temáticas relacionadas con la precariedad, en un acto conducido por Pilar Rubí.

Precisamente Ocàs i fascinació está protagonizada por una joven de veintisiete años que, a pesar de tener estudios y un trabajo cualificado, se encuentra, de la noche a la mañana, viviendo en la calle. «A la hora de escribir, nunca me he movido por objetivos, por tener o querer hablar de algo en concreto; simplemente me veo como un síntoma de mi época. Escribo sobre mi entorno y sobre lo que me interesa, busco personajes periféricos o que viven en incomodidades, como es el caso de la protagonista de Ocàs. Es a partir de la evolución del personaje, que me lleva a mostrar lo que está pasando. Y es que hay tanta gente abocada a vivir de manera precaria que es una cuestión que surge de forma natural. No es mi intención denunciar nada, aunque es una lectura muy válida, porque todo es tan denunciable...», explica Baltasar.

Expulsión

En este sentido, lamenta que «el sistema hace que cualquiera pueda llegar a ser un excluido». «En un principio, pensaba que al provocar eso, el sistema expulsa a esa persona excluida, pero no es así; el sistema es tan perverso que se alimenta de esas personas expulsadas. Es cierto que hay ciertas decisiones en la vida que te pueden llevar a una situación dura, como vivir en la calle, pero es innegable que ahora es muy difícil conseguir cierta seguridad sobre el trabajo o la vivienda. La realidad es frágil y vulnerable», razona, a la vez que incide en que la novela también habla de «la importancia de contar con una red de personas que te ayudan en los momentos difíciles, algo de lo que carece la protagonista».

En cuanto a la incomodidad que siempre atraviesa toda su obra, Baltasar reconoce que «nunca pienso en el lector; de hecho, no pienso, escribo y punto». El hecho de haber publicado poesía antes de darse a conocer como narradora también ha contribuido a escribir con total libertad. «Puede que me haya ido bien dedicar tantos años a la poesía, porque ya sabía que tenía pocos lectores y era muy feliz escribiendo, aunque era consciente de que era imposible vivir de eso. Ahora, en cambio, puedo vivir de escribir narrativa y es magnífico, pero preservo aquella libertad de los inicios. Cuando publico una novela la dejo ir, me desvinculo. Si gusta, perfecto, pero si no, no pasa nada porque no me han quitado la paz que he sentido escribiéndola. Pervertir eso e intentar hacer algo que guste al lector, hacer un Permagel 2 no tiene sentido», sentencia la catalana, que ya está trabajando en su próxima novela.