Herce, que también ha dirigido cintas como Dead Slow Ahead, es conocido por su trabajo como director de fotografía. Como tal ejerció en el filme gallego O que arde, que logró cuatro nominaciones a los premios Goya de los cuales se llevó dos: el del propio Herce y el de Benedicta Sánchez como Mejor Actriz Revelación.
O que arde incluye escenas reales de incendios forestales grabados in situ por el equipo, siendo imágenes reales y sin alteración. Herce recuerda que estuvieron «dos veces» rodando en el fuego, la primera de ellas «de manera bastante improvisada». Para entrar en calor, como quien dice.
En esa primera vez ya se dieron cuenta «de que sería complicado» porque llevaban un equipo pesado y todo era muy «impredecible». «Teníamos que movernos rápido», comenta Herce que rememora que en la segunda visita a los incendios fueron acompañados de brigadistas. «Velaban por nosotros, aunque nunca tuvieron que llegar a intervenir». Y eso que, tal y como destaca, «a veces me quedaba solo con la cámara rodeado de llamas para tratar de obtener las mejores imágenes porque me obsesiono y me despisto de otras consideraciones». A pesar de todo, «nunca tuve impresión de que fuese peligroso, pero sí hubo momentos delicados».
Y aunque la improvisación es una gran parte de este filme por lo imprevisible del propio incendio, Herce iba ya preparado para poder captar el fuego y su luminosidad. «Una cosa buena es que su brillo siempre es igual sin importar el lugar, si es de día o de noche». Por ello, Herce tenía ya los datos necesarios previamente para poder captarlo todo lo mejor posible a pesar de «lo rápido que va todo» cuando uno está rodeado de llamas.
Por otra parte, Herce, que también ha trabajado en contextos de gran presupuesto y preparación previa, confiesa que «si la filmación ya tiene un componente adrenalínico, junto al fuego es como si estuvieses colocado». Y en resumidas cuentas detalla que le «estresan otras cosas» como las muchísimas reuniones y sesiones preparatorias a un rodaje en las que se tiene que hablar y tratar con muchísima gente. El rodaje en sí no es más que «un placer».
Herce, que tiene varios proyectos en marcha este mismo año, también habla de que ahora mismo el cine que pretende hacer reflexionar no es tan habitual, por lo que espacios como el MajorDocs son de agradecer. «El algoritmo está ganando» y por eso importa que «haya lugares donde pensar sobre las imágenes sea todavía posible». Y ello, haciendo entrar lo impredecible en la obra, el azar mismo, lo no buscado. La idea del cine ideal, en palabras de Herce, sería la que «mantiene el misterio siempre, aquella que es compleja e inasible como la vida».
1 comentario
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Vaya analogía más poco acertada. Entonces a los que no nos dedicamos a filmar nos consejas que nos droguemos para sentir la sensación adrenalítica?