¿Cuál era su interés al escribir El mejor del mundo?
Es una historia sobre la ambición personal de un personaje que es de origen gallego, como yo, y se dedica a los negocios. Es propietario de una fábrica de ataúdes y a la vuelta de un exitoso viaje por América comienza a advertir que todo a su alrededor cambió. Él ya no es la misma persona, pero es que su entorno social y su familia tampoco lo son. Eso le genera una experiencia muy extraña e intensa. El mejor del mundo se transforma, de esa manera, en una novela sobre la identidad. Es cierto que una persona nunca es la misma, pero el texto aborda también la conflictividad entre generaciones. Tenía como referentes a Borges, Cortázar o Kafka. Trabajé con esa idea, de la que ellos parten muchas veces, de que uno puede verse arrojado a lo incomprensible.
En sus obras desafía la narrativa de la novela convencional. Ya lo hizo con Obra maestra, que oscila entre realidad y ficción. ¿Sucede lo mismo en El mejor del mundo?
Obra maestra fue una tentativa de seguir subiendo la apuesta en calidad. Ese es siempre mi propósito: tratar de hacer algo que supere o que ensanche lo que hice. Mostrar más capacidad como escritor, seguir empujando los márgenes. Obra maestra fue la culminación de una década de trabajo. El mejor del mundo quiere ser o acatar ese mismo propósito: el de seguir arriesgándome y no repetirme. Procuro olvidarme de cada libro escrito e intentar comenzar de cero cuando escribo.
¿Le importa tanto la forma como el fondo de lo que se narra?
Sí, mi idea es que cada libro se parezca lo menos posible al anterior. De esta manera, cómo se cuenta una historia forma parte del proyecto-libro tanto como el tema. O dicho de otra manera: cómo narras es igual de importante que aquello que cuentas. La literatura es una suma indescifrable de las dos cosas, no se pueden desligar. Eso es lo que marca la diferencia entre un escritor y otro.
En sus obras anteriores abordó la metaliteratura.
Sí, la metaliteratura me interesaba muchísimo. Hubo un momento en el que trabajé en esa línea, influenciado por autores que me interesan como Vila-Matas, pero ya no trabajo en esa dirección. No me interesa, en este momento de mi vida, la literatura como material narrativo. Exploro otras vías.
Estudió Filosofía pero se dedica profesionalmente al periodismo. ¿Qué influencia tiene su formación académica y su desempeño profesional?
Diría que los dos factores ejercen una influencia sobre mi escritura. Dedicarme al periodismo ha curtido mi voz narrativa, me ha curado de excesos, pero estudiar filosofía, con todas esas lecturas curriculares, ha determinado mi forma de mirar el mundo. Eso es importante a la hora de transformar la realidad literariamente. La mirada de un escritor sobre el mundo es deudora de su forma de pensar, de la filosofía.
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