La directora y fundadora del Evolution Mallorca, Sandra Lipski. | M. À. Cañellas

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En inglés, la adolescencia suele empezar a los 13 años por ser el primer número teen (thirteen). Y ahí está el Evolution Mallorca Film Festival, como un teenager más. El certamen fundado y dirigido por Sandra Lipski, que llega del 30 de octubre al 5 de noviembre, encara una edición con uno de esos números que parecen malditos, pero para su responsable es todo optimismo. No es de extrañar cuando tras un año entero de trabajo los frutos empiezan a brotar y aunque se sabe poco de momento, esos frutos no pueden ser más jugosos: Annette Bening y Anthony Dod Mantle recibirán sendos premios. Y no solo los frutos importan, sino que Lipski asegura que las «raíces» son cada vez más firmes de un festival que quiere «caminar solo».

El 13 es el número de la mala suerte, ¿sois supersticiosos?
Nada de mala suerte. Es la primera edición de adolescente y el festival está en un punto en el que quiere hacer sus cosas, evolucionar y elegir qué va a hacer. Las decisiones de este año y el que viene serán muy importantes para el futuro que ha crecido y tiene más gente involucrada. Este año hemos recibido inscripciones de más de 80 países.

¿Cómo es la relación con las instituciones tras el cambio de gobierno?
Ha mejorado muchísimo. Para empezar, ahora nos vemos, podemos reunirnos cara a cara. Desde el Ajuntament al Govern, pasando por el Consell.Nos preguntan, les decimos lo malo y lo bueno, las ayudas han mejorado también. Nos sentimos escuchados.

Este año contarán con una personalidad de la talla de Annette Bening, ¿qué supone su presencia para el Evolution?
Es muy especial. Es una verdadera estrella de Hollywood, haciendo cine durante más de 30 años, que además no tiene ningún vínculo con Mallorca, por lo que hace el esfuerzo y un hueco en su agenda para venir, y sabemos el valor que tiene eso. Es un sello de calidad enorme para nosotros porque puede ir a cualquier lugar, y sabemos que miran muy cuidadosamente adónde van, y ha decidido venir a Mallorca. Esto nos diferencia de otros festivales que hay aquí.

Por otro lado, es el tercer año que entregan el Cinematography Icon Award, esta vez para Anthony Dod Mantle, ¿está consolidado este premio?
Se trata de un reconocimiento que pensamos para no centrarnos solo en actores, directores y productores. Una cinta se puede hacer incluso sin sonido, pero no sin imagen. En este sentido, Anthony es un icono, ha logrado un Oscar y ha trabajado con gente como Danny Boyle y Lars Von Trier. Será muy especial tenerle.

Cuando llega el festival todo parece fácil, pero ha sido un año de trabajo de ese que no se ve, ¿ha sido muy difícil?
Es un trabajo enorme. Se ha vuelto una labor que ocupa toda mi vida. Hoy mismo estamos todavía cerrando cosas, como una colaboración con el Real Mallorca que anunciaremos en breve. La imagen de este año es la del pez que vuela porque eso es el festival. El pez debería estar en el agua, pero quiere salir, no quedarse abajo.

¿El hecho de ser mujer se lo ha puesto más complicado?
Nunca lo he pensado. Ahora hay muchos festivales que tienen mujeres como directoras, pero fueron fundados por hombres y yo fundé y dirijo el Evolution. No ha sido fácil, pero no voy por ahí pregonándolo.

¿Cuántas películas formarán el programa y hay alguna que destaque de todas ellas?
Estamos cerca de los 140 títulos y por mencionar una: Porcelain War, un documental que ganó en Sundance sobre una pareja de Ucrania que trabaja la cerámica y narra cómo defienden tanto su país como su arte. Es una cinta que da esperanza.

¿Qué puede contar de La cocina, la cinta inaugural?
No ha sido fácil llegar a ella, pero en cuanto la vimos lo tuvimos claro. Es una mezcla entre Roma, de Alfonso Cuarón, y El triángulo de la tristeza, de Ruben Östlund. Junta una historia de amor con el trabajo que supone trabajar en la cocina de un restaurante en Times Square, en Nueva York, y todas las nacionalidades que trabajan juntas allí. Encaja muy bien con el festival.

¿Y qué hay de Widow Cicquot, la cinta de clausura?
Es un filme de Thomas Napper, que ha sido asistente de dirección de Joe Wright en Atonement y Orgullo y Prejuicio. Habla de una mujer que hereda la empresa de champán de su marido y se hace cargo de ella, en el siglo XVIII, creando el logo y el color característico de la botella. Una cinta sobre luchar por unas ideas. Es perfecta como cinta de clausura y será su estreno en España.

Para ir acabando, ¿qué diría que caracteriza a la edición de este año?
Pues diría que es el primer año que todo ha sido normal tras la pandemia y la huelga de guionistas. Ha sido complicado traer películas grandes y los actores quieren volver a estar en las alfombras rojas y, claro, hay mucha más competencia. Todo se ha calmado por fin y no sé si esto es bueno o malo todavía, pero creo que permite ver que hemos logrado consolidarnos tras estos 13 años.

¿Cuál es la relación del festival con la Isla? ¿Existe el riesgo de que se acabe yendo como han amenazado otros con hacer?
Somos una Isla y no hay mucho sitio, pero cada uno tiene que poder estar aquí. El festival va hacia delante, sí, pero también sus raíces se vuelven más fuertes. Las instituciones también se han volcado más y nos hemos hecho un espacio, nos hemos consolidado. Somos el Evolution Mallorca Film Festival, por que no nos iremos nunca estamos aquí para quedarnos.