El maestro Pablo Mielgo, director titular de la Orquestra Simfònica. | Pere Bota

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Este jueves será un gran día para la Orquestra Simfònica de les Illes Balears. La formación se reencontrará con su público, «nuestros fieles, los que no fallan». Lo dice Pablo Mielgo, su director titular, a propósito del concierto con el que abrirán su temporada de abono en el Auditòrium de Palma, «nuestra casa», remata el maestro con emoción. Será una velada muy especial, una cita «extraordinaria», un homenaje a Viena. Comenzará a las 20.30 horas.

Así, los músicos de la Simfònica interpretarán un programa basado en dos piezas clave, el Concert a la memòria d’un àngel per a violí i orquestra, de A. Berg, y la Simfonia ‘La Gran’, D. 944, de F. Schubert. Estos estarán arropados por «un solista de excepción», el violinista Sergei Dogadin.

Emoción

«Aunque llevamos ya un mes de conciertos, es cierto que mañana [por este jueves] empieza oficialmente nuestra temporada de abono y estamos realmente emocionados y con muchas ganas», cuenta Mielgo tras uno de los últimos ensayos en su actual sede, los estudios Sonoteque.

El maestro, de hecho, disfruta «muchísimo» cuando llega el momento de confeccionar una nueva temporada: «Es una rutina, pero una rutina que me encanta y muy bonita, tienes tiempo para mezclar, proponer estilos diferentes y solistas, siempre en la medida de lo posible que sean solistas de reconocido prestigio internacional, como es el caso de [Sergei] Dogadin, algo que solo sucede en las grandes capitales europeas y, por supuesto, aquí en Palma».

Y aunque las obras en el Passeig Marítim pueden suponer un incordio a la hora de «sobre todo, desplazarse», la respuesta de los abonados «es fantástica, como cada año, es un orgullo que los mallorquines sientan la orquesta suya, porque realmente lo es, lo hacemos todos por el público», concluye.