Salua Hadra, Julieta Tobío y la directora Juana Macías, ayer en el Evolution. | Pilar Pellicer

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El año 2023, Palma acogió el rodaje de Las chicas de la estación, un filme que se basaba en el escándalo de las menores tuteladas que fueron explotadas sexualmente. La cinta ha viajado por varios festivales como el de San Sebastián y este domingo, a las 16.30 horas, se presenta en la Sala Augusta de Palma dentro del Evolution Mallorca International Film Festival. El acto contará con la directora, Juana Macías, y las tres actrices protagonistas, Julieta Tobío, SaluaHadra y MaríaSteelman.

La propia Macías, junto a Tobío, atendieron a la prensa en la jornada de ayer y explicaron que están muy contentas de estar aquí pre-estrenando el filme que se ha rodado en la propia Isla. Macías detalló que el punto clave en el que decidió hacer una película sobre el tema fue «al leer sobre el caso real cuando en 2020 la prensa empezó a hacerse eco tras la noticia de una violación múltiple» [la que tuvo lugar en un piso de las viviendas de Corea].

Documentación

Tras ello, comenzó la documentación y las varias entrevistas que la cineasta llevó a cabo, incluyendo «periodistas y menores que hubieran pasado por situaciones de explotación sexual y abuso». Explica Macías que «cuanto más me sumergía en el tema más me daba cuenta de su complejidad, de que no es algo que tenga una solución puntual en un sitio concreto, sino vertebrado en la sociedad». Por otro lado, Macías también confiesa que le sorprendió «encontrar mucha gente dispuesta a hablar y a contar sus experiencias».

Con el objetivo de dotar de la mayor veracidad al metraje, llevaron a cabo un cásting que duró 8 meses por toda España para dar con las protagonistas que, de hecho, no eran actrices. Tobío, por su lado, detalla que le hizo ilusión protagonizar el filme y que se sumaba el hecho de ser un tema que le generaba «dolor y rabia».

Sobre el objetivo de la cinta, la realizadora detalla que querían «mostrar una realidad y que cada uno saque sus conclusiones. No hace falta adoctrinar». Por otro lado, querían «darle voz a estas chavalas que normalmente no la tienen» por no hablar de hacer entender a los espectadores todo el camino previo que estas menores viven y que las coloca en situaciones de las que se pueden llegar a arrepentir. «Muchas veces se las culpabiliza en lugar de verlas como víctimas y, además, como unas muy vulnerables», denuncia Macías.

Para dotar de mayor realismo, Macías rodó en lugares reales de Palma donde tuvieron lugar los hechos denunciados, incluida la barriada de Corea: «Conocí una Palma que no conocía», indica, pero señala que «era importante por la autenticidad».

Además, la directora también comenta que la película no busca, y de hecho elude, el «morbo y es muy respetuosa» con un «punto de esperanza». «Si nos ponemos esto se puede solucionar o, por lo menos, mejorar», sugiere Macías que también ha retratado cómo algo que las chicas «normalizan», incluido abusos, puede verse desde una actitud diferente e incluso «llegar a denunciarlo».