La autora mallorquina Joana Marcús (2000) posa con su nueva novela, 'Etéreo' (Montena). | Penguin Random House

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Tras el éxito de la saga romántica Meses a tu lado, la mallorquina Joana Marcús sigue liderando el fenómeno de la literatura juvenil con una nueva novela sobre el amor: Etéreo (Montena). Sin embargo, en este título la autora aborda las relaciones amorosas desde otra perspectiva a través de sus protagonistas, Victoria y Caleb, que, aparentemente, no tienen nada en común. Por el momento, todavía está pendiente de confirmar una fecha de presentación y firma de ejemplares en la Isla, a aunque Marcús avanza que será dentro de este 2024.

De Etéreo se ha dicho que supone un cambio en su obra. ¿Cómo encaró esta nueva novela?
—Después de Meses a tu lado estuve pensando qué quería mostrar de mí misma, porque no solamente está la gente que me lee por internet, sino que hay muchos que me están conociendo, que es algo que me encanta. Aparte del romance contemporáneo, escribí también historias muy diferentes como Ciudades de humo, de fantasía. Supongo que quería mostrar otras partes de mi faceta como escritora. Me divierte cambiar de género. Me he pasado dos años corrigiendo romance contemporáneo y llega un punto en el que quieres cambiar de registro, renovarme. En este sentido, me lo he pasado muy bien corrigiendo y revisando Etéreo.

¿Qué tiene de diferente Etéreo?
—Para mí no es que haya una diferencia tan genérica, porque al final es una historia juvenil de romance. Sobre esto, por cierto, quiero insistir en que no hay que asociar literatura juvenil con la adolescencia porque son historias que reflejan una experiencia vital que puede ir desde los 18 años hasta los 30. Por otra parte, creo que lo diferente es el ritmo de la historia y las consecuencias que sufren los personajes. Cuando escribes un romance contemporáneo hay consecuencias y equivocaciones, pero las consecuencias son limitadas. En la fantasía puedes dejar volar tu imaginación y que haya efectos positivos y negativos, te permite un abanico de posibilidades más amplio. En este caso, cuando un personaje se equivoca, los resultados son muy malos. Cuando estaba actualizando los capítulos en internet muchos lectores ponían su foto de perfil en negro porque estaban de luto. Ciertamente hay algunos personajes que toman decisiones muy malas...

Parece una novela más realista, por ejemplo, en lo relativo al amor o a las relaciones.
—Sí, pero es cierto que el amor romántico tiene mala fama, peor de la que se merece. Cuando escribes una historia de amor puedes reflexionar sobre cuestiones complejas. En general, la sociedad piensa que son historias muy sencillas y fáciles, pero lo cierto es que hablan de las emociones que todos tenemos, algunos más exteriorizadas que otros. Son historias que hacen que te quedes con la sensación de que el mundo es un lugar mejor de lo que pensabas en un principio, que transmita esperanza. Al fin y al cabo, todos necesitamos amor en nuestra vida y este tipo de novelas te hacen abrazar esa parte de ti que, a veces, quieres admitir que tienes y otras no tanto.

¿Es romántica Joana Marcús?
—La verdad es que no. No me pega nada escribir lo que escribo (risas). Me gusta más ser la persona que muestra que puede tener un lugar vulnerable que no una persona que no lo tiene.

«En el fondo, que queráis sentiros amados tiene lógica, pero tan solo es una forma de suplir todas vuestras carencias», dice Caleb. ¿Es el amor un acto egoísta?
—Todos somos egoístas y el egoísmo forma parte de la vida, no solo el amor romántico, sino todas nuestras acciones. El problema es cuando el egoísmo tiene más protagonismo que lo que puedes ofrecer a los demás; cuando cada acción está dirigida a suplir una carencia. Hay que intentar encontrar el equilibrio entre cuidarte a ti mismo y cuidar a la otra persona porque, si no, empieza el amor tóxico. Lo peligroso es pensar que el amor romántico implica continuamente sacrificarse por el otro.

Victoria confiesa que cuando era pequeña se pasaba horas y horas leyendo libros y viendo películas románticas. ¿Eso no es peligroso?
—Creo que tengo una opinión un tanto impopular sobre esta cuestión. Considero que el problema es consumir solamente ese tipo de productos como fuente de información. Ahora somos adultas y tenemos claro qué tipo de relación buscamos y sabemos cómo se forma una relación sana y estable. La cuestión es la falta de inteligencia emocional. Se habla mucho sobre ella, pero no a nivel educativo. Tal vez si cambiáramos las bases, no haría falta tocar tanto los contenidos.

La protagonista tiene un trabajo precario. ¿Era importante reflejar esa precariedad?
—Cuando estaba escribiendo ese personaje quería que fuera la máxima representación de una joven sin recursos que intenta seguir adelante. La gente se aprovecha de esa vulnerabilidad. Por su parte, Caleb está en el polo opuesto: tiene dinero y capacidad resolutiva. Aunque también se aprovechan de él. Son dos caras de la misma moneda.

Caleb es una especie de X-Man que analiza el comportamiento humano.
—Caleb era mi excusa para reflexionar sobre cosas que tenemos asumidas sobre las emociones. Las personas que lo criaron no consideraron importante la parte emocional, solo se centraron en el trabajo. Es algo que puede pasar en cualquier familia, donde está esa norma no escrita de no querer hablar de lo negativo para no pasarlo mal, para no estar incómodos.

Hablando de dolor e incomodidad, y como psicóloga en potencia, ahora que ha sucedido lo de Valencia, ¿cómo podemos ayudar a la gente a pasar un duelo?
—Hay que acompañar a la persona, preguntarle lo que necesita, aunque no tiene por qué saberlo si está pasando por una situación tan extrema. En todo caso, es tan sencillo como decir ‘estoy aquí para lo que necesites’. Me refiero a que a veces estamos dándole tantas vueltas a cómo acercarnos a la gente y cómo no sentirnos incómodos con la situación que no nos damos cuenta de que lo importante es acompañar.

En este sentido, en la novela también se reivindica la importancia de la amistad que, como suele decirse, es la familia que uno elige.
—Puede ser que conozcas a alguien que te encante pero que no haya química, que seais incompatibles en cuanto a gustos e intereses; es algo que puede pasar también con padres y hermanos. El tema familiar es más complicado, porque de forma inherente estás siempre unido a ellos, perp cuando no es una relación sana, lo mejor es ponerle distancia. Hay familias que se llevan mejor cuando están un tiempo sin verse.

Volviendo a la psicología, ¿cuando termine la carrera piensa dedicarse a ello, tal vez también centrándose en los jóvenes?
—Me gusta la vertiente de ayudar a la gente, pero no sé si me daría tanto como la escritura a nivel personal. Escribir un libro es terapéutico para mí porque, al final, acabo contando lo que me sucede a mí, aunque no sea literalmente. Escribí este libro cuando pasaba una etapa de la adolescencia en la que no creía en el amor romántico y, en este sentido, Caleb me sirvió para desahogarme; algo que no sé si podría hacer como psicóloga.

Ya anunció que Etéreo era la primera parte de una bilogía. ¿Qué podemos esperar de la siguiente novela?
—El segundo, que no sé cuándo saldrá, es una continuación directa de este. Ambos están ya subidos a Wattpad, aunque en la versión en papel siempre hay modificaciones, con tramas más trabajadas, e incluso he desarrollado personajes secundarios que a los lectores les han gustado más.