Jean Serra sentado en una butaca en su librería. | Archivo

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El mundo cultural de Ibiza y de la lengua catalana pierde a una de sus figuras más emblemáticas con el fallecimiento de Jean Serra este miércoles. Poeta, prosista, crítico literario, dibujante y pintor, Serra fue una de las principales voces de la poesía contemporánea en lengua catalana y un ferviente defensor de las señas de identidad lingüísticas y culturales de Baleares.

Nacido el 13 de diciembre de 1952 en El-Biar (Argelia), durante el exilio de sus padres ibicencos republicanos, regresó a Ibiza en agosto de 1957, coincidiendo con las Festes de la Terra. Desde entonces, su vida quedó marcada por su amor hacia la isla y su compromiso con la cultura. Su obra, que abarca desde la poesía hasta el ensayo y el arte plástico, se caracteriza por la perfección estilística, la sutileza en la expresión de los sentimientos y una reflexión profunda sobre la condición humana.

Jean Serra fue un prolífico autor con títulos destacados como Estroncar el soroll: 1975-1988 (1996), que reúne sus primeros poemarios, o Des de la quietud (2003), galardonado con el Premio Vila de Martorell. Su poesía evolucionó desde un lirismo íntimo y amoroso hacia una meditación existencial y social. Además de su labor como poeta, escribió ensayos como Per arribar a ser (1994) y A la vora de Villangómez (1995), este último premiado con el galardón Baladre, y dietarios como Quadern d’Istanbul (2005). En su faceta plástica, fusionó poesía y dibujo en obras como Més mar i cel i vent que terra (2004).

Su activismo cultural fue ampliamente reconocido, recibiendo en 1994 la Menció d’Honor Sant Jordi del Institut d’Estudis Eivissencs. También promovió la literatura ibicenca a través de antologías como Poetes d’Eivissa (1978) y La nostra pròpia veu (1984), escrita junto a Isidor Marí. Fue colaborador habitual en medios de comunicación y revistas culturales, dejando una huella indeleble en el panorama cultural de Ibiza.

Jean Serra vivió siempre motivado por su preocupación por la condición humana y un compromiso férreo con los más desfavorecidos. Su fallecimiento supone una pérdida irreparable para la cultura balear, pero su legado seguirá siendo una fuente de inspiración para futuras generaciones.