Palma Pilar Pellicer Cultura uh entrevista escritora Caterina Valriu.

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Como una suerte de arqueóloga de la memoria popular, Caterina Valriu (Inca, 1960) sigue investigando las rondalles mallorquinas. Un interés que se remonta a princpios de los años 90. A esta fuente inagotable de patrimonio oral le dedicó su primera tesis de Filologia Catalana, que le permitió ejercer de profesora en la Universitat de les Illes Balears (UIB).

Sin embargo, una vez conseguido, lejos de minar esa fascinación, quiso hacer una segunda tesis, pero para ello tenía que cursar otro doctorado, así que lo hizo en Antropologia por la Universitat de Barcelona. El primer trabajo, titulado Influència de les rondalles en la literatura infantil contemporània, se publicó en forma de libro en 1996 por Moll, casi en su totalidad, algo que, según la propia Valriu reconoce, es muy complicado.

«Tengo unas seiscientas páginas sobre las rondalles», reconoce la autora, que va desgranando ese ingente material en diferentes publicaciones que, además, le han valido varios galardones, como el Premi Mallorca d’Assaig 2021 por Les rondalles que l’Arxiduc no va publicar, el Premi Serra i Baldú con 29 rondalles meravelloses de Mallorca el año pasado y, el más reciente: Les llegendes de l’Arxiduc, que se ha alzado con el Premi Ciutat de Manacor y que edita Illa Edicions. Además, también acaba de ser distinguida con el Premi Alexandre Ballester con un trabajo sobre las rondalles ubicadas en sa Pobla.

En Les llegendes de l’Arxiduc, Valriu recoge y analiza 75 narraciones, entre leyendas, sucesos y tradiciones explicativas. Son leyendas, aclara, que ya aparecían en el primer título citado, pero que, en este volumen, incluye un estudio breve para cada narración. El libro está dividido en tres partes: leyendas, sucesos y tradiciones explicativas. La primera se nutre de leyendas con elementos imaginarios, historias que, según señala, reflejan los miedos y las inquietudes de la época. «Son miedos hacia seres imaginarios que custodian tesoros o personifican la fuerza de la naturaleza, como las dones d’aigua, dragones o la representación de los males que hereda el dimoni boiet o el alma en pena del Comte Mal.

Vista desde Randa, ambas publicadas en ‘Die Balearen’, la obra magna del archiduque Lluís Salvador.

Después está el bloque de sucesos, con relatos «con raíz histórica, sobre todo ataques de piratas y robatorios en las costas mallorquinas, tanto en la Serra de Tramuntana como en la de Llevant, que tuvieron su punto culminante entre los siglos XVI y XVII». «Son historias legendarizadas de ataques piratas que ofrecen una dimensión más literaria o romántica de los hechos, que a menudo tratan de beneficiar a los que han obrado bien y dejan en mal lugar los que se han portado mal», detalla. Así, por ejemplo, «cuando un moro aparece solo en una historia, con frecuencia se presenta como una buena persona y un sabio, pero, si por el contrario va en pelotón, se trata como si fueran todos muy malos, tontos y feroces», compara. Finalmente, el volumen incluye un pequeño apartado con ocho narraciones que se corresponden a tradiciones explicativas «muy sencillas» que cuentan de dónde proceden algunos topónimos, como Alfàbia (Bunyola), Es llumet de Montblanc (Santa Margalida)o el Puig de Randa (Llucmajor), entre otros.

Por otra parte, cabe destacar que son leyendas que el archiduque Lluís Salvador mandó recoger a Antoni M. Penya, hijo del conocido Pere d’Alcàntara Penya, por todos los pueblos de la Isla durante un verano de finales del XIX. Tal y como destaca Valriu en el libro, «era la primera vez que, en Balears, alguien emprendía una investigación sistemática de las narraciones populares, recogía una muestra representativa, pueblo por pueblo, y las redactaba con bastante fidelidad a la oralidad» para no desvirtuarlas.

Así las cosas, remarca que «tenemos un imaginario muy rico y lo tenemos que divulgar y difundir, da pie a que se transmita». «Hay muchas maneras de hacerlo, más allá de las escritas. Por ejemplo, un ayuntamiento puede promover la creación de un gigante basado en un personaje de las rondalles, llevar esas historias a la animación audiovisual o adaptarlas en formato de cómic, explica Valriu, que de hecho ha publicado con la ilustradora Petra Pericàs dos cuentos infantiles: Maria Enganxa y El peix Nicolau dos títulos editados por Disset que han tenido tan buena acogida que ya están trabajando en el próximo. «Mi objetivo es reivindicar el patrimonio que tenemos, conseguir que la gente vea las rondalles y las leyendas como una inspiración para crear nuevos proyectos».