Joan Guaita, Maria Massanet y Gori Rechac, este jueves en la presentación de la exposición en la Capella de La Misericòdia de Palma. | Teresa Ayuga

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La condición del viaje de este a oeste ordena la vida de Joan Guaita, o al menos así lo cree Maria Massanet, directora del Arxiu de Capdepera, depositario de la donación que el galerista realizó en 2022 y que incrementó de forma sustancial al año siguiente. Massanet fue una de las responsables de la exposición Arxiu sentimental de Joan Guaita: 40 anys en el món de l’art, que se mostró en el Centre de Can Melis de la localidad y que este viernes llega a la Capella de La Misericòrdia (19.00 horas).

«Guaita no solo es el introductor de artistas latinoamericanos en Europa, también frecuentó ferias en Asia. Me lo imagino siempre sobre un paralelo moviéndose de un lugar a otro», señala la archivera.

El lugar donde se ubica la muestra no es baladí. Guaita comenzó en este mismo espacio con una exposición de César Manrique, antes incluso de abrir galería propia, y comisarió, en esa misma capilla, una muestra sobre el personaje wagneriano de Tristan, en la que participaron Robert Llimós o Yannick Vu, entre otros.

La muestra repasa, mediante vitrinas y obras originales, la trayectoria de Guaita, que resulta imprescindible para entender el arte contemporáneo en la Isla. Tanto es así, que bajo el paraguas de ese nombre convivieron diferentes galerías, en Palma o Madrid, y también espacios simultáneos en Mallorca; Joan Guaita Peça-única, que como su nombre indica, mostraba una única obra y en la que participaron Mompó o Andrés Michelena; Joan Guaita Edicions, especializada en obra seriada y en la que se pudieron ver creaciones de Chús Burés, y la propia Joan Guaita Art, donde se expusieron individuales de creadores como Dennis Oppenheim, Betty Gold o Wolf Wolstell, en lo que resultaba una apuesta arriesgada. «Aprendí que lo más importante es la curiosidad. Me regía por aquello que no entendía. Compré una obra de Fluxus para comprenderla, esa fue mi motivación y mi acercamiento al arte», resalta el promotor.

La muestra guarda curiosidades como el libro de visitas del restaurante Dos de copas, el primer local que Guaita abrió junto a su madre, Maria Esteva Ferrer, y en el que comenzó a comisariar proyectos artísticos. Anteriormente, había trabado amistad con un coleccionista excepcional, Bartolomé March, propietario de Sa Torre Cega e impulsor de la biblioteca que lleva su nombre. «March solo buscaba lo mejor; la buena pieza. Ese era su interés. Aprendí mucho de él», recuerda Guaita.

Respecto al legado que guarda el municipio, Massanet también resalta la cantidad de piezas que componen el archivo fotográfico. Más de dos mil instantáneas que documentan la vida y el trabajo del galerista. «Son documentos excepcionales para entender el mundo del arte en la isla desde 1985 hasta la actualidad. El año pasado dedicamos un ciclo para darlo a conocer. Hemos contado con el apoyo de Nadal Bernat, que posibilitó el proyecto», resalta Massanet.

Donaciones

Otro aspecto que destaca la archivera es el carácter de mecenas, ya que la donación de sus archivos profesionales, que incluye documentación de proyectos junto a carpetas de obra original y seriada, se complementa con la entrega al municipio de una obra de gran formato de Rafael Mahdavi, que está pendiente de ubicación. «Me gustaría destacar la generosidad de Joan y su carácter de mecenas con las diferentes iniciativas de arte contemporáneo que ha impulsado», señala Massanet. La muestra también dedica un espacio a la labor de Guaita como presidente de la Fundació de Amics del Patrimoni, acercando creación contemporánea y patrimonio, y donde han pasado artistas como Susy Gómez o Tomás Pizà.