Savall o el poder conciliador de la música frente a la tragedia mundial

El músico e investigador catalán ha sido investido este martes doctor honoris causa por la UIB en una ceremonia celebrada en el Conservatori Superior

Maria Magdalena Brotons, Jordi Savall y Jaume Carot, este martes en la ceremonia de investidura de Savall como doctor honoris causa de la UIB. | ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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Este martes la Universitat de les Illes Balears (UIB) ha sumado una nueva personalidad en su ilustre claustro: el músico, intérprete e investigador catalán Jordi Savall (Igualada, 1941). Tras el tradicional acto en los jardines de Son Lledó del campus, el Conservatori Superior de Música ha acogido al mediodía la ceremonia solemne de investidura, amadrinada por Maria Magdalena Brotons, vicerrectora de Projecció Cultural i Universitat Oberta de la UIB, y que ha estado presidida por el rector de la UIB, Jaume Carot, y el conseller de Educació i Universitats, Antoni Vera.

Tras la entrada de la procesión académica al compás de Veni Creator, interpretada por la Coral Universitat, el rector Jaume Carot ha inaugurado el acto, que ha arrancado con la lectura del acta del nombramiento de Savall a cargo de la vicerrectora de Innovació i Transformació Digital, Lorenza Carrasco. A continuación, Magdalena Brotons, ha pronunciado una laudatio que emocionó a los presentes y, sobre todo, al homenajeado. La doctora en Historia del Arte ha alabado la «ingente labor de Savall, durante más de 50 años, de recuperación del patrimonio musical, tanto en solitario como a través de sus diferentes proyectos y artistas de todo el mundo. Asimismo, Brotons ha destacado la «especial relación con la historia de la cultura y patrimonio de nuestra comunidad», especialmente su dedicación al Mediterráneo, al estudio y promoción de la Sibil·la junto a Montserrat Figueras y el interés por el sabio, filósofo y místico Ramon Llull. Después del dicurso de la madrina, Carot ha procedido a la investidura de Savall, que fue aplaudido largamente, como lo sería de nuevo tras su extenso, reivindicativo y, en palabras del rector, «intelectual y profundamente humanista» discurso. Antes, pero, el Cor de la Jove Capella Reial ha interpretado cuatro piezas, en un concierto que hizo levantar a Savall, que ha felicitado a la formación, formación que él mismo fundó junto a Lluís Vilamajó.

El grueso del acto lo ha ocupadp la lección magistral del ya doctor honoris causa, que se ha servido de multitud de referencias filosóficas y artísticas, desde Platón o Goethe hasta Shakespeare, Joan Miró o Hannah Arendt, por citar algunos, para reivindicar el poder de la música en este «desvarío de las bases de la civilización». Savall ha recordado que «toda música renace totalmente cada vez que es interpretada por un ser humano y, por eso, es siempre un arte contemporáneo, con total independencia de la fecha de nacimiento del compositor».

En un contexto de «un mundo cada vez más cerrado en la reafirmación de los nacionalismos culturales», el maestro instó a aprovechar el hecho de que «la música de la edad media es todavía un lenguaje común entre Oriente y Occidente, y probablemente el único puente posible que nos queda, capaz de establecer un verdadero diálogo intercultural».

En este sentido, aseguró estar «profundamente convencido de que el arte es útil a la sociedad» y, poniendo el acento en esta época de «gravísimas crisis», denunció que «en nuestro país no hay la tradición filantrópica del mundo anglosajón y, además, por desgracia no tenemos ni una ley de mecenazgo correcta». «Pero lo peor es que, a pesar de un extraordinario y creciente interés en todo el mundo por las músicas barrocas, renacentistas y medievales, no hay en España un pleno reconocimiento institucional de la gran importancia de nuestro patrimonio musical histórico», ha insistido.

Algo que, ha apuntado, se debe a la «trágica pérdida de memoria de la conciencia musical europea que perduró hasta los años cincuenta y que continúa todavía en nuestro país, ya que nuestro repertorio musical anterior al 1800 permanece sepultado bajo las sucesivas capas culturales que el romanticismo y el modernismo le han añadido».

Esa «gravísima desatención» es una «imagen incompleta y distorsionada de nuestra tradición e identidad culturales», perpetrada por el hecho de que sinfónicas, coros y teatros de ópera responden a «un modelo cultural centroeuropeo especializado en los repertorios del siglo XIX mientras que nuestro patrimonio más universal de la edad media, el renacimiento y el barroco, dependen exclusivamente del buen hacer de la iniciativa privada». Por todo ello, Savall ha instado sobre todo a las universidades a «promover un arte útil para la sociedad, un arte que mediante la belleza, la gracia, la emoción y la espiritualidad puede tener el poder de transformarnos y hacernos más sensibles y solidarios».