Considerado uno de los mayores exponentes de la neoabstracción geométrica, sus cuadros nos ponen frente a las estructuras invisibles que nos atraviesan. Celdas, cuadrados y conductos se entrelazan en sus chillonas obras que recuerdan a las pantallas del smartphone que nos mantiene encerrados en su diminuto, pero atractivo cristal. Hablamos de Peter Halley (Nueva York, 1953). El americano inaugura este sábado en el Casal Solleric, dentro del Art Palma Brunch, la sección mallorquina de su gran retrospectiva nacional, PeterHalley en España, de la mano del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, comisariada por Guillermo Solana, director de la pinacoteca, y con textos de Enrique Juncosa y Fernando Gómez de la Cuesta. Una muestra compuesta de una veintena de obras procedentes de colecciones privadas y públicas de nuestro país.
Es su primera visita a Mallorca,¿qué impresiones le genera?
—Siempre he querido visitar Mallorca porque, aunque pueda sonar a cliché, la he asociado siempre a Miró, así que la estoy viendo a través de su espíritu. Es un artista que siempre me ha atraído.
¿Se siente influido por él?
—No de una manera directa, pero cuando era joven Miró era muy popular en Estados Unidos y ayer pensaba en cómo él usa iconos codificados para pintar pájaros o árboles. No puedes ver realmente eso que pinta porque no lo representa de manera directa y en mi trabajo uso iconos para mis celdas y prisiones. Hay un paralelismo divertido ahí porque son como lenguajes privados.
Lleva más de cuatro décadas utilizando los conceptos que mencionaba: el cuadrado, la celda, la prisión, los conductos. ¿Ha cambiado su relación con ellos?
—Siempre están cambiando. Mi trabajo se ha vuelto más escultórico en el sentido de que es menos rectangular. Las celdas y los conductos se colocan encima unos de otros como si fueran bloques arquitectónicos con cierta inestabilidad, como si estuvieran a punto de caer. Y si soy sincero, esto empezó cuando elegimos a Donald Trump la primera vez.
¿Por qué cree que ocurrió eso?
—Mi trabajo está muy influido por la política y cuando fue elegido de nuevo, el mundo parecía mucho más inestable para mí. Pero entre uno y otro mandato de Trump, las políticas de Estados Unidos han sido muy inquietantes. Ahora mismo es un momento de crisis y estamos todos muy preocupados. Es el tema de conversación de todo el mundo allí.
¿Ha cambiado mucho su forma de ver el mundo junto a los cambios en su trabajo?
—En los años 90 mis pinturas eran muy diagramáticas: una celda y un conducto entrando en ella. Estaba todo planteado de forma muy lógica. En las siguientes décadas las cosas se complicaron y mi uso del color también va cambiando de una vez a otra. A su vez, llegaron los ordenadores y empecé a pintar con ellos y eso fue importante, porque las celdas eran cuadrados perfectos, pero empecé a alargar las formas y las composiciones se volvieron más plásticas. Todas las pinturas de esta muestra son de después de los 90 menos dos.
¿Cómo le ha influido el mundo digital en su arte?
—Mi carrera como artista ha pasado al mismo tiempo que la llegada del mundo digital. La idea de que los conductos vayan hacia celdas lo he trabajado siempre como si fueran vías electrónicas, como un circuito, y con internet se vuelve más fuerte la idea de que todos estamos conectados en estas vías electrónicas y es uno de los temas de mi trabajo desde el principio.
«Me interesa el arte que analiza y describe; el que da un punto de vista se vuelve muy propagandístico»
Ha caracterizado su obra la crítica y el escepticismo. ¿Ha ido a menos o a más con los años?
—Creo que soy escéptico por naturaleza y el escepticismo siempre ha estado ahí. También he tenido siempre sentido del humor en mis obras y un sentido de paridad, como una fuerza creativa fuerte.
¿Diría que le es más complicado conectar con las generaciones jóvenes?
—Al contrario, diría que es más fácil. No diría que mis pinturas son más populares entre los jóvenes, pero sí se sienten cómodas con ella. Creo que ven mis obras y piensan: así es cómo debería lucir un cuadro, mientras que los de mi edad creen que debería ser más como una obra de Chris Martin o algo así. Luego, con la llegada del iPhone, todo cambió y la gente empezó a mirar pantallas LED de colores muy vibrantes. Creo que de manera intuitiva ven en mi tipo de color y mis formas algo que tiene que ver con el mundo digital.
¿Cree que previó este mundo digital o era obvio para todos?
—Un poco ambas. En los años 80 si te tomabas el tiempo de leer a Baudrillard y especialmente a Lyotard, te decían exactamente lo que pasaba. A su vez, siempre he estado interesado en la idea de Foucault de que nuestros movimientos en el espacio están muy limitados. Con la llegada de las comunicaciones digitales es una extensión de todo esto.
¿Considera difícil criticar estas ideas desde un punto de vista estético?
—Comenta la palabra ‘crítica’, pero siempre he visto mi trabajo más como un comentario porque tiendo a ser ambivalente, en maneras que a veces me fascinan y otras me asustan. Creo que el arte que se centra en el análisis, la descripción y la comprensión es mucho más interesante que el que intenta dar un punto de vista. Este se vuelve muy propagandístico si es muy didáctico.
¿Teme que su obra, al ser promovida por los poderes públicos, sea demasiado cómoda para el establishment?
—La gente solía decir eso, pero al menos en los EstadosUnidos el arte mainstream es está tan degradado que allí yo mismo estoy fuera de lo mainstream. Mi trabajo ha sido mejor recibido en Europa, donde se me ve casi como una crítica postmoderna a Malévich o Mondrian. No tenemos esta tradición de abstracción radical en Estados Unidos, donde sí tuvimos el realismo social.
40 años usando los mismos conceptos, ¿no le aburre no el hecho de usarlos, sino de que sigan siendo los mismos que atraviesan nuestra sociedad?
—La decisión de mantener estos conceptos en mi vocabulario se basa principalmente en el hecho de que estos aspectos no cambian en la sociedad y en cómo de asentadas están en la cultura digital capitalista.
9 comentarios
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Seguro que en España venderás más siendo woke, pero no vuelvas
A quien le importa..me pregunto..
Por qué todo el mundo de la cultura tiene que ser tan woke? Qué tiene de transgresor hoy en día ser woke cuando lo inunda absolutamente todo?
Si es UD Zurdo ..que lo es ..lo notará..
Tranquilo que trump esta cambiando el tablero de progresia barata y estafadora ..
Se ha cambiado vengaaaa por venganza
Venganza, el mundo no es nada al lado de su obra. Admirable humildad.
A ver, la culpa no es de Trump. La culpa es de que el resto de partidos no tengan tampoco ningún programa decente aparte de las chorradas woke y en creer en los unicornios plateados.
Hacedme casito