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Balears deja de ganar cada año 8.507 millones de euros por el coste de la insularidad. O lo que es lo mismo, los pierde. Los costes inherentes de la insularidad asociados al comercio suponen unas pérdidas en importaciones del 18% del PIB y en exportaciones del 17,1%. Es decir, que Balears tendría un 35,1% más de PIB gracias a un aumento del comercio si no estuvieran separadas de la Península por mar.

Por primera vez, un estudio elaborado por cuatro profesores de la UIB cuantifica el agravio comparativo que sufre Balears. La insularidad es una losa que incrementa el coste de cualquier negocio para las empresas o los desplazamientos para los ciudadanos. El documento pone de manifiesto que el Estado “ignora” el coste que tiene y afirma que las compensaciones actuales del Gobierno asociadas a la insularidad son “insuficientes e incompletas”.

Balears no puede utilizar el transporte terrestre para comerciar con otras comunidades. Se sustituye por el barco, el avión o el transporte intermodal (que combina el barco y la carretera), pero al

ser más caro, repercute en precios más caros que tienen que soportar los productores y que pagan los consumidores finales.
“Tratamos de estimar cómo serían las importaciones y las exportaciones si no fuésemos una isla. Simulamos unas importaciones y exportaciones potenciales como si estuviéramos unidos a la Península, y luego comparamos estos resultados con las exportaciones y las importaciones reales. La diferencia son pérdidas”, apunta Joan Rosselló, profesor de Economía Aplicada de la UIB que ha elaborado el estudio junto a Helena Ferreira-Marques, María Santana y José Luis Groizard.

“El resultado es que si no fuésemos una isla los costes no serían tan altos y el volumen de comercio sería mayor. Las exportaciones serían 4.000 millones de euros mayores y las importaciones también. El sobrecoste para Balears es de más de 8.000 millones de euros, una gran pérdida de bienestar”.

En términos más técnicos, la insularidad hace que Balears exporte un 94% menos que el promedio peninsular. Esto supone un arancel equivalente ad valorem de entre un 74% y un 100%. Por otro lado, la insularidad hace que Balears importe un 52% menos que el promedio del territorio peninsular, lo que equivale a un arancel ad valorem de entre un 16% y un 20%.
El impacto de la insularidad sobre las exportaciones se ha reducido de 2007 a 2011 por la caída del comercio con la crisis. En 2007 se perdieron 4.725 millones en exportaciones y en 2011 el perjuicio fue de 3.849 millones. En cinco años las exportaciones han perdido 4.080 millones de media.

Las importaciones evolucionan de manera similar. Las pérdidas potenciales de importaciones debido a la insularidad ascendieron a 5.029 millones de euros en 2007. En 2011 la misma cifra fue de 4.296 millones. La cifra media de importaciones perdidas es de 4.426,6 millones.

Sumando lo que importamos y lo que exportamos, la insularidad hace perder al comercio de Balears 8.507,4 millones de euros cada año.

En términos relativos, lo que pierde Balears en exportaciones equivale al 17,1% del PIB balear y lo que pierde en importaciones, al 18%. Y advierten los autores que los resultados se han calculado sin tener en cuenta que parte del transporte de mercancías está subvencionado. Es decir, que las exportaciones e importaciones todavía serían más bajas si se pudiera aislar el efecto positivo que tienen estas ayudas.

Además del sobrecoste que pagan consumidores y productores por el alto precio del transporte de mercancías, la insularidad también dificulta el acceso a algunos inputs especializados. Todo junto supone una pérdida de competitividad de la producción balear.

No obstante, Rosselló advierte: “No es que el gobierno de Madrid nos robe 8.000 millones ni que nos tengan que dar 8.000 de subvención. La compensación que Balears debería recibir no es el equivalente a esta pérdida de comercio, sino la cantidad que igualara los costes de transporte a los que afrontan las empresas peninsulares, lo que evitaría esta pérdida de comercio”, señala.
Por sectores, todos menos el de la energía se ven perjudicados por ser una isla a la hora de comerciar, excepto las importaciones de energía, que ganan volumen de comercio por el hecho de la insularidad.

PASAJEROS. El informe también estudia el coste de la insularidad en el transporte de pasajeros. Actualmente los residentes reciben una subvención del 50% del coste del billete por vía aérea. Pero según los autores del estudio, esta ayuda tendría que extenderse a todas las personas que viajan a la isla, no solo a los residentes.

En 2012 la subvención a los residentes fue de 85 millones de euros, pero si la misma compensación se diera a todos los pasajeros que pasan por Balears (9.173.000 viajeros en 2012), el coste de la insularidad real de los pasajeros que viajan a las Islas en avión sería de 335 millones. En consecuencia, la subvención tendría que ser de 335 millones de euros cada año, cuatro veces la actual.
La subvención por vía marítima tendría que ser de 51 millones de euros para compensar a todos los ciudadanos que viajan a Balears, y no solo los 13 millones actuales que reciben los residentes. Es decir, el Estado tendría que poner tres veces más de dinero que el que desembolsa ahora.

1.000 MILLONES PERDIDOS. ¿Qué proporción del PIB de Balears se “pierde” por el camino? Otra manera de calcularlo es mediante la provisión de servicios públicos. El Estado considera que los costes de provisión de los servicios públicos (sanidad, educación y servicios sociales) son un 4,2% mayores en Balears que en la Península debido al coste de la insularidad. En consencuencia, los economistas deducen que proveer cualquier bien o servicio por parte del sector privado tiene el mismo sobrecoste. Si fuera así, Balears dedicaría 1.000 millones de su VAB (PIB antes de impuestos) a la insularidad. “Si el PIB de Balears es de 26 mil millones, el PIB real que generamos es de 25 mil millones. Los otros 1.000 millones son un efecto precio, un sobrecoste por ser una isla”, apunta Rosselló.

El Estado también reconoce a los funcionarios de Balears una compensación salarial por insularidad que no subsana los costes de desplazamiento desde la Península sino el mayor coste de vida. Lo reciben todos los que trabajan en las Islas, sean o no originarios, y es proporcional al nivel de formación. Un trabajador público con educación secundaria cobra en Mallorca 597 euros más al año que uno de la Península, y 747 euros más en cualquier otra isla. En cambio, uno con doctorado cobra 1.160 euros más en Mallorca y 1.333 euros más si trabaja si en Menorca, Eivissa o Formentera. Trasladada esta subvención a toda la población actual residente en Balears y teniendo en cuenta su nivel de formación, se estima que el coste de los ciudadanos que viven en las Islas asciende a 877 millones de euros al año.