El Sol House Trinidad en Magaluf ha sido reformado por la cadena Meliá y ha pasado de tres a cuatro estrellas.
La calidad de los servicios turísticos parece ser la gran apuesta del sector para Balears. No en vano durante este año se han presentado 222 proyectos de reforma de establecimientos hoteleros. Expertos y empresarios aseguran que hay que ir hacia la excelencia turística para así mejorar la productividad de la economía, de las empresas y del mercado laboral.
El presidente de Meliá Hotels, Gabriel Escarrer, reconoce que en Balears “puede haber cierta saturación de plazas de 2 y 3 estrellas”. Ante esta situación, Escarrer apuesta por unos hoteles de mayor categoría, que “son los más rentables en términos económicos y también socialmente, en cuanto a empleo y redistribución de renta”. Ejemplo de ello es la reconversión que realizó su cadena hotelera en la zona de Magaluf.
Según datos de la Conselleria de Turisme del Govern, en 2014 había 34 establecimientos de una estrella; 83 catalogados como dos estrellas y 348 de tres estrellas. Estos últimos suponen el 51,2% del conjunto de la planta hotelera de Balears. Precisamente a las mejoras de establecimientos de baja calidad o la reforma en zonas maduras es lo que se refiere el presidente de Meliá Hotels.
Más contundente se muestra el exconseller de Turisme del Govern Celestí Alomar al asegurar que un importante porcentaje de la planta hotelera debería estar fuera del mercado. No se refiere directamente a cerrar hoteles, sino a la sustitución de los establecimientos de baja calidad. “Hay estudios que apuntan que entre un 20 y un 30% de la planta hotelera de Balears está obsoleta y tiene un coste social mayor a los beneficios que genera. Son hoteles con precios muy bajos. Hay que sacar del mercado esta oferta estacional de baja calidad que distorsiona el mercado y no es el tipo de turismo que deseamos”, explica el exconseller. A la vez, Alomar apuesta por unos establecimientos de mayor calidad que reportan un mayor beneficio social y económico a las Islas.
Joan Llull, máximo responsable de Hipotels, coincide con el exconseller al asegurar que deberían sustituirse las plazas hoteleras obsoletas: “Debemos crear turismo de calidad reduciendo el turismo barato. La limitación debería venir en este sentido: crear turismo de calidad reduciendo el barato”. Por su parte, la consejera delegada de Riu, Carmen Riu, también apuesta por “aumentar la calidad de la oferta y así atraer a un turismo de más calidad”.
TEMPORADA ALTA. La gran presión demográfica que sufren las Islas durante los meses de verano también es tema de reflexión para el sector turístico. Escarrer reconoce que es posible que “en algunos puntos de las islas pueda observarse cierta saturación”. Más contundente es el decano de Turismo de la UIB, Bartomeu Deyà, que califica de “rozar” la insostenibilidad en determinadas zonas durante los meses de julio y agosto. “Debemos hacer una reflexión sobre los problemas públicos que ello implica, congestión, generación de residuos, etc., y tomar medidas al respecto”, asegura el profesor de la UIB.
Cabe señalar que todos los hoteleros y expertos consultados por El Económico descartan la posibilidad de limitar el número de turistas que llegan al Archipiélago durante la temporada alta. “Nunca debe limitarse un destino por decreto”, recuerda Escarrer, que añade que en la transición hacia un modelo de calidad “sería el mercado el que por sí solo procedería a redistribuir mejor esta demanda durante más meses”, asegura.
Carmen Riu, por su parte, advierte que hay que “tener especial cuidado en no densificar la isla, porque esto va en contra de la calidad”, aunque añade que “es más un problema cualitativo que de cifras”. También el consejero delegado para Europa, Oriente medio y África de Iberostar, Aurelio Vázquez, cree que son “las normas urbanísticas y la ordenación turística las que deben marcar los límites en la capacidad de carga del destino”, explica.
Por su parte, la directora general de Turisme del Govern, Pilar Carbonell, cree que debería estudiarse la situación para saber “cuál es nuestro techo” y así redistribuir el número de turistas durante toda la temporada. Cabe señalar que durante los meses de julio y agosto llegaron a Balears 5,1 millones de turistas, un 1,94% más que 2014.
LEGALIDAD. La presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, Inmaculada Benito, tampoco cree que se deban establecer medidas adicionales “más allá de verificar el cumplimiento de la regulación proteccionista ya existente, y sobre la que hemos venido trabajando en los últimos veinte años”, explica. Es más, Benito añade que el número de plazas hoteleras está limitado desde los años ochenta “con una moratoria que ha hecho que el crecimiento de las plazas hoteleras no supere el 3% durante los últimos años”, sentencia. Un punto que también destaca su predecesor en el cargo, Aurelio Vázquez.
Precisamente otra de las cuestiones planteadas al sector es una posible limitación de las plazas turísticas. Los hoteleros, al igual que Benito y Vázquez, aseguran que ya existe dicha limitación. Según el Ibestat, entre los años 2003 a 2013 los establecimientos turísticos aumentaron en 7.619. En total ese último año había 205.875 plazas hoteleras en el conjunto de Balears.
“En lugar de obsesionarse con reducir las plazas hoteleras, debería marcarse un plan estratégico para el modelo turístico de Balears, que permita crecer allí donde hay recorrido para hacerlo y siempre hacia un modelo de mayor calidad y rentabilidad”, asegura Escarrer. Carme Riu lo expresa de manera muy similar y considera que “el futuro inmediato en las zonas más maduras de las Islas pasa por la reforma y el aumento de la calidad, antes de por la ampliación de plazas hoteleras a través de nuevos proyectos”. Pilar Carbonell también recuerda que ya existe una regulación aunque advierte que “es un tema el que, en algún momento dado, deberíamos reflexionar entre todos”.
APERTURISMO. Por su parte, Jaume Horrach, consejero delegado de Eix Hotels, asegura que el aumento se ha dado en la última legislatura debido “al cierto aperturismo” de la Ley General Turística. Según Horrach, la normativa “si bien ha tenido grandes aciertos, especialmente en lo que concierne a facilitar las reformas, también adolece de excesiva permisividad cuando se combina con la Declaración de Zonas Maduras y permite crecer en altura”, sentencia mientras lo tilda de “error”.
También Celestí Alomar es crítico con la permisividad en cuanto a modificaciones de los establecimientos. El exconseller de Turisme del Govern explica que a partir del decreto turístico de Miquel Nadal se dio un “giro de 180 grados” a la política de control de plazas. “Durante 30 años se había seguido una misma pauta, que limitaba el número de plazas turísticas o las permutaba, y así también se seguía en los planes territoriales donde se marcaban los límites. De bote pronto se da un giro de 180 grados sin un debate previo de lo que se debía hacer”, explica Alomar, quien matiza que esta política proteccionista pactada durante tres décadas se fijó “para contrarrestar los efectos urbanísticos realizados durante el franquismo”.
VIVIENDAS VACACIONALES. Otro de los temas clave para el sector hotelero es la regularización y control de las llamadas viviendas vacacionales. El sector achaca la proliferación de alojamientos turísticos no regulados como una de las grandes problemáticas pendientes de resolver por la administración. La reclama es unánime en este sentido y los hoteleros exigen que se legisle con mayor precisión.
Inmaculada Benito afirma que “el cumplimiento de la Ley de Turismo actual no se está ejerciendo” y ello conllevaría la “limitación del número de plazas de alquiler vacacional”. “Debe cumplirse la normativa vigente tanto tributaria como urbanística donde se definen las obligaciones de la oferta reglada y vacacional; y por lo tanto sobre las que residen los equilibrios entre ambos tipos de ofertas”, explica la máxima responsable de la Federación Hotelera.
También Jaume Horrach, consejero delegado de Eix Hotels, reclama que haya una regulación “estricta” a todos los niveles para que “no dé pie a especulaciones ni a juegos malabares de evasión fiscal”. El responsable de la cadena hotelera cree que si existiera esta normativa, de por sí ya se limitaría el número de viviendas vacacionales de manera contundente. Además, reclama a las administraciones que legislen sin vacilar para no dejar vacíos: “Si hace alrededor de cinco años se hablaba de que sobraban 50.000 plazas turísticas hoteleras, no es lógico que ahora se crezca exponencialmente en este tipo de plazas (vacacionales) que por sus particularidades son medioambientalmente catastróficas debido a la generalización de la urbanización turística extensiva”, asegura.
Por su parte, Aurelio Vázquez recuerda que “los límites a la incorporación de mayor capacidad no deben aplicarse únicamente a la oferta hotelera, sino a la totalidad de la oferta de alojamiento”.
Para Carmen Riu, el “problema del alquiler vacacional” es doble: “Por una parte porque fundamentalmente es economía sumergida y supone evasión fiscal, contratación de personas sin pago a la Seguridad Social, descontrol de la calidad, etc. Y por otra parte, suponen sobredensificar las Islas”, argumenta.
Desde la aprobación de la Ley de Turismo duerante la pasada legislatura, unas 5.000 viviendas vacacionales han sido regularizadas. Así lo recuerda el exconseller de Turisme del Govern Jaime Martínez, que califica la cifra de histórica ya que en 20 años se legalizó el mismo número de viviendas que en solo un año.
En dicha legislación se incluyen las viviendas unifamiliares, las pareadas y las viviendas entre medianeras. “Únicamente se excluyen las ubicadas en edificios plurifamiliares que son las que pueden generar más problemas por la existencia de comunidad de vecinos y un código civil a aplicar”, explica Martínez.
Para el exconseller Martínez debería crearse una oficina de atención al alquiler turístico y de temporada, “con el objetivo de encuadrar a cada una de las ofertas en su lugar; crear un registro e impedir que toda la oferta que existe en las Islas se pueda alquilar”, añade.
También otro exconseller de Turisme, Joan Flaquer, se muestra contundente y reclama un “debate” para aclarar un problema que “debe ser abordado desde el reconocimiento de una realidad existente”. Flaquer asegura que hay que esclarecer su convivencia y compatibilidad con la oferta hotelera tradicional y “la necesidad de proceder a una regulación razonable y coherente de la misma”.
También el presidente de Balears.t, Luis del Olmo, confía en que haya una “regularización” clara. Aunque asegura que para un buen control también se pueden utilizar “aplicaciones tecnológicas” en un entorno “innovador y digital” como son las smart city/ciudades inteligentes.
Por su parte, Celestí Alomar apunta que este tipo de viviendas se deben limitar dentro de una norma general. “Este tipo de vivienda existe, y es normal que su propietario quiera sacar un rendimiento económico, pero lo lógico es que paguen sus impuestos a Hacienda y para ello se abra un registro”, explica el exconseller.
Gabriel Escarrer pide que este tipo de establecimientos estén “tan regulados como la oferta hotelera, y así podamos estar seguros de que la capacidad máxima, la calidad, el cumplimiento normativo, las obligaciones fiscales, etc. están sujetas a un máximo control”.
Es más, Aurelio Vázquez recuerda que este no es un debate únicamente sobre el aumento de la capacidad de alojamiento turístico. A ello deben añadirse “otros factores fundamentales” que, a su parecer, pasan por la “calidad y el incremento de valor experiencial que han prevalecer siempre para conseguir un posicionamiento diferencial”, concluye. Una cuestión que el Govern tiene sobre la mesa y el sector reclama que aborde.
6 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Siempre buscando escusas,¿por que no plantean profesionalizar las plantillas? en vez de hacerles contratos basura.¿Por que no se preocupan en reivindicar un turismo de calidad y fiel ? en vez de apostar por la cantidad.¿Tan demoniaca es la oferta de viviendas turisticas como para hacer temblar los cimientos de las grandes cadenas hoteleras que en este articulo hablan? Y si el visitante no quiere ir a la tipica aglomeracion hotelera y quiere perderse en alguna casa perdida,eso no lo han pensado? demasiadas escusas para no reconocer que hasta ahora lo han hecho rematadamente mal y que llorando no se arreglaran las cosas. Hace tiempo recuerdo que alguien escribio una opinion donde decia que las Baleares vivian de un turismo prestado, gracias a la situacion del Norte de Africa,¿estos hoteleros no han pensado en que algun dia esto puede cambiar?. Creo que ni se lo han planteado,hay tantas cosas que arreglar en el sector servicios de estas Islas que la lista seria interminable aunque para ellos hasta el momento es muy cortita.
Opiniones muy respetables de grandes entendidos en la materia,pero de la contaminación acústica en zonas turísticas nadie habla,y eso también afecta a la calidad que se ofrece al visitante .
decia el domingo un profesor de economia en un suplemento de un diario barcelonés que el turismo estará bien cuando un camarero cobre 2400 euros, al mes..
Veo demasiada acritud en los hoteleros con el asunto de las viviendas vacacionales,estoy convencido que ello se debe a que por culpa de éstas han tenido que poner sus establecimientos al día,y eso no se lo van a perdonar nunca.
AAAAaaah! ahora que las "viviendas vacacionales" estan en auge, muchas de ellas ilegales hay que decirlo, ahora si tienen "prisa" por dar "calidad" a los clientes......ahora si....
Los hoteleros son unos llorones. Han tenido un verano fantástico y aun se lamentan. Lloran porque algunos recogen sus migajas, que no han cabido en su hotel o porque sus preferenecias son estar en una casa tranquilos, como si fuera la suya propia. Porque han de estar en una habitación de hotel, que por su pasillo circulan clientes noctámbulos y les molestan o tienen a un bebé dormido. Déjense de lamentaciones y dejen vivir a los demás, que el sol nace para todos. Cuiden sus hoteles, que algunas dan verdadera lástima y seguramente son esos los que más se quejan. Haya casas, que tal ves sean más sencillas, que las de un hotel, pero hay limpieza y tantas o más comodidades de las que hay en un hotel