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Hace unos días leía en Facebook una entrevista para la revista “La Gaveta Económica” al economista, sociólogo y político canario Óscar Bergasa. Para los ciudadanos de nuestras islas seguro que un total desconocido. Yo tampoco lo conocía hasta que me llamó la atención el título de la entrevista: “Lo que Canarias necesita es un modelo como el de Singapur”.

Básicamente, el exdiputado del PSOE exigía un sistema de libre mercado que funcionara gracias a empresas y emprendedores y que los recursos no se los llevaran los amiguetes y las redes clientelares de los políticos.

La música me gustó y me apresuré a escribir en mi muro de Facebook enlazando la noticia “Y en Baleares que nos conformaríamos con uno [un modelo] como el canario…”. Rápidamente Yanire Guillen, una conocida liberal canaria, me ponía sobre la pista de un libro titulado “Cómo hacer de Canarias un caso de éxito (Hacia un REF de mayor libertad económica y seguridad jurídica)”, del propio director de “La Gaveta” Antonio Salazar y José R. Barrera. Lo recomiendo a todos aquellos que todavía andan perdidos en relación a lo que debería ser un Régimen Económico para Baleares (REB).

El REB tiene su origen en “las circunstancias del hecho insular” que señala la Constitución Española en su artículo 138.1 y viene limitado por el 138.2 “Las diferencias entre los Estatutos de las distintas comunidades autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales”.

Pero, en este tema, yo voy más allá y reivindico, desde mi ignorancia legislativa, un artículo anterior, el 137 que dice que “El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las comunidades autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses”. ¿Hemos leído “autonomía”?

¿Y si la línea llorica que estamos siguiendo fuera la equivocada? Hemos leído sobre el enfrentamiento entre Armengol y Montoro sobre más recortes bajo amenaza de intervención y de propuestas más populistas -que como residente en Eivissa ya me van bien- de precios más reducidos para los interislas.

¿Y si dijéramos no más REB y no más compensaciones por la insularidad? ¿Y si nuestra aspiración fuese un territorio de baja -de “muy baja”- tributación? ¿Y si lo ideal fuese convertirnos en una especie “paraíso fiscal (legal)”? ¿Y si nuestro modelo debiera ser el de Singapur?