Casi dos décadas después, en 2005, entró en la escena gastronómica y musical de la isla Blue Marlin Ibiza, el precursor del nuevo concepto de beach club: elegancia y confort bajo una exquisita selección de artistas y deejays; todo ello en armonía con una sofisticada oferta gastronómica y una amplia variedad en cócteles y bebidas. La cuidada atención de su personal y unas vistas inmejorables sobre Cala Jondal y Formentera completan la carta de presentación de una marca que ha dado la vuelta al mundo.
En los últimos años la competencia se ha vuelto feroz. No queda cala de renombre o playa en la isla donde no se haya instalado uno de estos establecimientos. Los hoteles y restaurantes con mayor prestigio también se han sumado a la moda. En total, hay repartidos por la isla más de 40 beach clubs, entre los cuales despuntan por su reputación y oferta, tanto musical como gastronómica, además de los anteriormente mencionados, Nassau, Ushuaïa Beach Club, Hard Rock Hotel, Lips, Sir Rocco, Coco Beach, White Eivissa, Bali Beach (Platja d'en Bossa); Cala Bassa Beach Club, Cotton Beach, Cap des Falcó, El Chiringuito de Cala Tarida, Chiringay, Malibú, Jockey, Sa Trinxa, Kumaras (Sant Josep); Café Mambo, Café del Mar, Ocean Beach Club (Sant Antoni); Atzaró Cala Nova, Jacaranda, Amante y Nikki Beach (Santa Eulària).
Desde hace un lustro, una docena de estas empresas se han integrado en la asociación sin ánimo de lucro Ocio de Ibiza, que todavía dirige el nuevo director de relaciones institucionales de Palladium Hotel Group, José Luis Benítez. Para el ibicenco, los principales requisitos que debe reunir un beach club son “que tenga salida al mar y que esté regulado como cualquier otro negocio”. Benítez cree que la actual normativa “tendría que ser más clarificadora porque no puede ser beach club cualquier local, lo mismo que no todo el mundo puede ser hotel o restaurante”. “Me consta que el Consell Insular d'Eivissa está trabajando para mejorar esta normativa”, apunta.
Según sus cálculos, estos establecimientos generan unos 2.000 puestos de trabajo directos y medio millar más de empleos indirectos. “Eivissa lleva muchos años reinventándose. El ocio en Eivissa, guste o no, es muy importante, por tanto la aparición del ocio diurno, no solo los beach clubs, ha dado posibilidad a la gente de salir a unas horas más normales. Yo ya no soy capaz de aguantar hasta las 3 de la mañana en una discoteca, pero sí puedo tomarme algo con unos amigos a las ocho, eso sí, siempre cumpliendo las ordenanzas”, concluye.
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