Una rotura de un máximo histórico puede suponer un incremento de órdenes de compra de actores que utilizan el análisis técnico para operar. La explicación más simple para esta operativa es que ha desaparecido el motivo, sea cual sea, por el que llegados a este precio se desinvertía.
Este análisis se puede ver reforzado con las presentaciones de resultados positivos que se están dando estos días, con las operaciones corporativas que se están sucediendo (en esta sección analizamos la de LinkedIn) y con la enorme liquidez que hay en el mercado.
Otro factor positivo podría ser que el índice tecnológico, el Nasdaq 100, siguiera sus pasos. A pesar de que llevaba unos años en los que este se comportaba mejor que el S&P, en 2016 no ha conseguido todavía romper los máximos de 2015 (4.715) que lo llevarían a los históricos de la burbuja tecnológica y que están a un 5%.
El dólar es un factor muy importante para los inversores en bolsa americana. Todo hace pensar que seguirá su revalorización mientras los bancos centrales sigan con sus actuales políticas, al menos hasta el entorno del 1,05-1. En caso de no querer asumir este riesgo, es fácil cubrirse con fondos “hedged” o bien con futuros o Forex.
En este entorno, las carteras de inversión casi por sí solas (por la bajada de las bolsas europeas y las subidas de las americanas) se habrán ajustado incrementando el peso en Estados Unidos, algo que se puede avanzar más de forma manual, especialmente si el Nasdaq y el dólar rompen los niveles comentados. Mientras, el soporte de los 2.140 (anterior máximo histórico) primero y posteriormente los 2.000 o los 1.850 deben ser tenidos en cuenta ante potenciales caídas.
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