Aniano Costa Mariné es desde la década de los 80 el propietario de la empresa familiar de taxis marítimos que opera en la bahía del municipio de Vila y organiza excursiones a Formentera. | Daniel Espinosa

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La empresa de transporte marítimo de pasaje Barcas de Talamanca quiere recuperar el esplendor que vivió entre las décadas de los 60 y los 90 en el puerto de Eivissa. La naviera fundada en el año 1932 por Benjamín Costa Bailach, abuelo del actual armador, Aniano Costa Mariné, dispone de una flota de cinco embarcaciones, tres de ellas golondrinas clásicas de madera, el ‘Playa de Talamanca’, el ‘Playa de s’Illa Plana’ y el ‘Corso’, y las dos embarcaciones restantes, ‘Porto Petro’ e ‘Isla de Bes’, son buques modernos para excursiones y traslados a Formentera.

El popular negocio opera en la bahía de la ciudad uniendo los diferentes puertos deportivos de los muelles de Vila –la Estación Marítima de Botafoc, los puertos deportivos de Marina Botafoch de la zona de Talamanca y Marina Ibiza con Ibiza Magna–. Pero su historia y su nomenclatura, según relata Aniano Costa, responden a la antigua tradición de comer paella y hacer berenades en la entonces inhóspita playa de Talamanca. “Antes todo eran feixes en aquella zona. Solo estaban Pachá y la Caja Roja, allí acababa la carretera y recuerdo ir de pequeño con mi padre a cazar patos y ver el autobús ladeado cuando llovía porque el agua inundaba el camino”, explica Aniano Costa para justificar el servicio marítimo que ofrecía su abuelo para las “paelladas” de los domingos en Talamanca.

El negocio, narra, se interrumpió durante la Guerra Civil y los años posteriores. El fundador, Benjamín ‘Laieta’, era comunista y sindicalista, amigo íntimo de Rafael Alberti, motivos suficientes en aquel periodo para verse obligado a exiliarse a Valencia. Posteriormente, “le metieron unas vacaciones de pan y agua asegurada”, como señala irónicamente Costa. Sus padres y tíos asumieron la gestión de la empresa en los años 70 y a mediados de la década siguiente Aniano tomó las riendas de Barcas de Talamanca.

EVOLUCIÓN. La compañía tradicional era un éxito y fue creciendo, pero durante los años de la crisis económica “hubo temor incluso a tener que cerrar”, subraya su propietario, por el declive del turismo. “Nos tocó muy de lleno y nos temimos lo peor porque era difícil dar el servicio. Desde hace décadas la zona de Talamanca no se ha recuperado. Antes había mucha más gente, cuando los hotelitos eran de tres estrellas y el negocio era como un taxi marítimo que utilizaban muchas personas. Se hicieron inversiones y hoteles casi de lujo y ahora todo el mundo utiliza el vehículo particular o de alquiler y el negocio ha bajado”, lamenta Costa.

RECONOCIMIENTO. No obstante, el negocio familiar es “muy apreciado por residentes y visitantes”, como destacó la Petita i Mitjana Empresa d’Eivissa i Formentera (PIMEEF) para otorgar a Aniano Costa hace solo unos meses el galardón a la Mejor pequeña empresa. “Es lo más bonito para una empresa pequeña que te recuerden y te digan que lo estás haciendo bien”, sostiene agradecido el propietario de Barcas de Talamanca, que cuenta con una plantilla de siete trabajadores en invierno que se duplica para la temporada turística.

La gente de la isla todavía usa los trayectos de las barcas para desplazarse o para pasear, según Aniano, de ahí que cuente con el respaldo de buena parte de la sociedad ibicenca: “Muchos vienen porque sus padres les traían de muy pequeñitos y ahora ellos también inculcarán esta costumbre a sus hijos”.

Desde hace unos años, la empresa ibicenca también realiza viajes a Formentera desde Talamanca. “Allí les explico a los turistas cosas sobre los islotes o la historia de Eivissa y ellos lo agradecen”, concluye el propietario de uno de los negocios con más solera del puerto de Vila.