Una opción es invertir en un fondo que replique el IBEX 35, ya sea convencional o bien ETF. Si se escoge la primera opción se deben buscar los que tengan comisiones bajas, ya que el trabajo del gestor es mínimo (comprar las acciones que componen el selectivo); si se escoge la segunda hay que tener presente que no se podrá beneficiar de las ventajas fiscales que tiene el resto de fondos.
Aunque se sacrifica potencial de rentabilidad extra que pueda ofrecer un buen gestor, se garantiza que se replicará un comportamiento (hay muchas entidades que no logran batir a los índices en gestión activa). El control también es más sencillo, y se pueden proteger las inversiones poniendo stops en los equivalentes a los soportes del IBEX (9.800-10.000; 9.500 y 9.250-9.200).
Si el inversor lo desea, puede buscar fondos que venzan al índice de forma recurrente. En ese caso además de las ventajas fiscales propias, se pueden obtener grandes rentabilidades: hay fondos que superan al IBEX en más de un 40% en los últimos años.
Para quien lo haga comprando compañías, debe saber que es posible que sus acciones no tengan el mismo comportamiento de la bolsa española, así que deberá valorarlas y buscar sus soportes y resistencias individualmente para cada uno.
Puede ser una buena estrategia para el inversor que le guste el análisis bursátil, haga seguimiento o tenga un asesor profesional. Esta siempre debería ser complementaria a otra vía fondos de inversión que compren activos extranjeros o sectores menos comunes y poder diversificar la cartera.
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