TW
0

Las subidas de las que hemos disfrutado en los últimos años en las bolsas americanas, especialmente si lo comparamos con las europeas, han provocado que sus valores estén más caros y tengan un menor recorrido. Esto no quiere decir que no vaya a subir, sino que lo puede hacer con menos intensidad o durante menos tiempo que las de nuestro continente.

Ni las propias bolsas norteamericanas se tienen por qué comportar igual. Así, vemos como el tecnológico Nasdaq este año lidera las subidas de las bolsas mundiales con un 19%, mientras que el global S&P se queda incluso por debajo de algunas europeas con un 7,75%.

Hay varios factores a analizar. El más importante debería ser el de los resultados empresariales. No en vano, la actividad en bolsa consiste en invertir en empresas y, aunque no ha hecho más que comenzar, hay sorpresas positivas para grandes corporaciones, como Cisco, Wal Mar, Home Depot o Medtronic, todas ellas con capitalización superior a los 100 billones de dólares.

La evolución de las políticas fiscales tan expansivas de Donald Trump serán relevantes y los éxitos potenciales de algunas leyes podrían dar nuevos impulsos, aunque cada vez afectan menos, tanto para bien como para mal.
Seguramente por este motivo la confianza del inversor minorista norteamericano está baja. Aunque pueda parecer contradictorio es algo positivo: las encuestas que revelan pesimismo suelen preceder a subidas.

Los soportes de los principales índices (o de las acciones si se usa esta vía) deben ser una alerta ante giros de tendencia. En S&P los 2.300 y los 2.200, y en Nasdaq los 5.400 y 4.800 son las referencias a corto y largo plazo.
Sin duda, el dólar hay que analizarlo también con detalle, y mientras se mueva por debajo de los 1,15 EUR/USD no debería incomodar, aunque en caso de hacerlo utilizar fondos con divisa cubierta es una solución.

La diversificación es básica y las bolsas americanas no han dado síntomas suficientes para dejar de usarlas, aunque sea en menor medida.