Se repiten el modelo económico de antes de lac crisis. | M. CARRERAS

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Balears ha superado la crisis y el principal problema hoy es el bajo poder adquisitivo de las familias. Los catorce expertos consultados por El Económico creen que no se está cambiando de modelo y que se están repitiendo algunos de los errores que llevaron a la economía balear y española a la crisis. Asimismo, consideran que ha llegado la hora de subir los salarios pero que, necesariamente, tienen que ir acompañados de incrementos de productividad. Además, consideran un riesgo el alargamiento de la política monetaria expansiva del BCE.

¿Hemos aprendido algo de la crisis? El economista Pep Ignasi Aguiló considera que sí: “No crecemos con el mismo modelo aunque hay riesgos de acabar por reproducirlo. La burbuja inmobiliaria y de construcción tenía su origen en la financiera. Y el sector financiero ha cambiado radicalmente. Nos queda mucho por aprender en materia turística, pero parece que el que una región se especialice en aquello que tenga ventaja comparativa no es malo”.

“De las crisis siempre se aprende, pero el problema es que los modelos de crecimiento no se cambian por decreto”, resume Andreu Rotger, presidente del Cercle d’Economia de Mallorca.

“A diferencia de antes de la crisis, la economía española es capaz de crecer por encima del 3% con importante generación de empleo sin presiones inflacionistas. Esto denota una mayor solidez del crecimiento. Sin embargo, los tipos de interés son excesivamente bajos y existe el riesgo de que el crecimiento se apuntale en un endeudamiento que es ya muy elevado”, indica el economista Antoni Costa.

Los expertos sugieren cierta inquietud porque se están repitiendo comportamientos precrisis. Habla de ello Antoni Alcover, economista: “En los últimos meses el comportamiento del sector turístico e inmobiliario bajo el empuje del fenómeno de los arrendamientos turísticos presenta comportamientos que recuerdan las etapas previas a la crisis”, aunque añade que la reordenación del arrendamiento turístico frenará en parte este impulso y que las entidades financieras son más cuidadosas en la gestión del riesgo a la hora de dar financiación.

“Parece que no hubiésemos aprendido nada, seguimos teniendo un modelo excesivamente estacional y con mano de obra poco cualificada”, expone José Luis García, secretario general de CCOO Balears.

“Los policymakers aprenden poco de las crisis porque, en el fondo, desprecian la historia económica. Este es un gran error que hace decir frases erróneas, como que la crisis actual era diferente a las otras. No hemos aprendido que el sistema financiero debe estar más regulado, una lección que se aprendió, esta sí, tras el crack de 1929”, asegura el presidente del Consell Econòmic i Social Carles Manera.

Para el economista Pau Monserrat hemos aprendido lo negativo de una crisis: “Los empresarios han aprendido que se pueden arruinar y perder su fuente de ingresos y patrimonio familiar si la empresa va mal. Los trabajadores saben que las empresas no les garantizan un sueldo de por vida. Y en cuanto al modelo de crecimiento, veo muy pocas o ninguna diferencia con el anterior, a no ser que consideremos que producir con sueldos más bajos es cambiar de modelo económico”.

El analista sociolaboral Rafael Borràs tiene una opinión similar: “Tengo la sensación de que hemos aprendido poco y no se ha generado una sincera empatía con las auténticas víctimas de la crisis. Existe el riesgo de mantener, aunque sea con algunos cambios, un patrón de crecimiento basado en un modelo laboral en el que la competitividad de las empresas se apoya en bajos salarios y precariedad en el empleo”.

El economista y director de la Fundació Impulsa Antoni Riera considera que Balears crece “bajo el mismo patrón que alimentó la fase de crecimiento anterior y, por consiguente, aumenta la vulnerabilidad de la economía ante un shock como el de la crisis inmobiliaria y la posterior crisis financiera”, expone. “No me preocupa tanto que esto sea así como el hecho de que ahora, cuando llevamos doce trimestres seguidos de recuperación, no estemos desplegando ya las primeras medidas para apoyar la transición de una economía basada en el volumen a otra basada en el valor”, explica.

Inma de Benito, presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), opina que las pautas de crecimiento son esencialmente las mismas. “Los riesgos a largo plazo de la burbuja inmobiliaria y turística están latentes”, reconoce. “Debemos aprovechar la coyuntura favorable para pasar de la gestión cortoplacista a la anticipación mejorando el producto, reposicionando las empresas, contribuyendo en mayor medida al bienestar regional y basando la toma de decisiones en el conocimiento”, lo que, añade, no se está haciendo por el momento.

El secretario general de UGT en Balears Alejandro Texías quiere ver el vaso “medio lleno”. “Nos recuperamos con el mismo modelo pero de peor forma. Ahora para mantener beneficios tienen que venir más turistas, con la consiguiente depredación territorial y sobreexplotación de los trabajadores”, asegura, pero matiza que “las administraciones son conscientes que no se puede renegar del turismo y hay que abandonar el monocultivo de sol y playa, además de reflotar la industria”.

La consellera d’Hisenda i Administracions Públiques Catalina Cladera considera que el cambio de modelo es un trabajo de muchos años. “Quiero pensar que no crecemos igual, aunque los riesgos sistémicos mundiales son ciertos en una economía globalizada. No podemos vivir eternamente de sectores de poco valor añadido, con resultados que ya hemos vivido: paro, deuda y dependencia extrema”, sentencia.

En la misma línea se expresa Carmen Planas, presidenta de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB): “Estamos creciendo como siempre, por acumulación. No me cabe duda de que hay que iniciar un proceso de modernización, diversificación y transición y para ello es necesario que sector público y privado seamos responsables y avancemos en la misma dirección”.

Y la economista Carolina Beltrán considera que “el desarrollo económico tiene que ser sostenible en los aspectos medioambientales, productivos, sociales y en términos equitativos”.

¿SUBIR SUELDOS? Para los sindicatos urge una subida de salarios. Es una necesidad. Los economistas consultados consideran que se están dando las condiciones para que aumenten los sueldos, pero recuerdan que tienen que venir necesariamente ligados a que aumente la productividad.

“Rotundamente, los sueldos tienen que subir. Los beneficios que generamos se tienen que repartir y, en este sentido, el presupuesto de la CAIB ha aumentado un 13,6% en dos años. Hay que permitir que un puesto de trabajo con ocho horas al día cinco días a la semana permita a un trabajador llegar a final de mes habiendo cubierto sus gastos de subsistencia”, manifiesta la consellera Cladera.

La subida salarial está más que justificada. Para UGT se hace necesario que sea generalizada en todos los sectores y partiendo de un mínimo obligatorio del 1,8%”, pone de manifiesto Alejandro Texías.

“Es sin duda el revulsivo que necesitan las familias y lo primero debería subir es el salario medio interprofesional para que los salarios más bajos dejen de estar al borde de la exclusión social. Pero también deberían subir por eficiencia económica”, manifiesta José Luis García.

“Subir los salarios se está proponiendo no solo desde los sindicatos, sino también desde altas instituciones europeas”, asegura Andreu Rotger.

“Hasta expertos tan poco sospechosos como Mario Draghi o Ben Bernanke defienden las subidas de salarios como palanca para desarrollar el consumo y, al mismo tiempo, reactivar la inflación. En los últimos años los trabajadores han podido ser más productivos pero sus salarios se han mantenido constantes”, indica Carles Manera.

“Obviamente hay que subir los salarios y en el caso de los más bajos -los tres deciles inferiores- debería hacerse sustancialmente”, matiza Rafael Borràs.

Pep Ignasi Aguiló y Antoni Costa consideran que es el momento de aumentar salarios, pero que deben ir acompañados de reformas y aumentos de productividad.

Antoni Alcover atribuye estos incrementos a que progresivamente habrá más escasez de trabajadores más cualificados. Y Antoni Riera explica que “es erróneo argumentar que los salarios deben subir por cuestiones de equidad. Deberían subir para premiar e incentivar la mejora de la productividad”.

“Las subidas salariales llegarán con las modificaciones de los convenios vigentes. En cualquier caso deben ser moderadas”, opina Inma de Benito.

“Las empresas seguimos haciendo grandes esfuerzos en crear nuevos puestos de trabajo. También es cierto que en las negociaciones de los convenios colectivos las asociaciones empresariales vienen contamplando subidas salariales por encima de la inflación, contribuyendo así a aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores”, indica Carmen Planas.

En el futuro más inmediato se vislumbra una revolución en el mercado laboral basada en la robotización y la digitalización que puede hacer desaparecer muchos de los puestos de trabajo que existen hoy, que se suma a las consecuencias de la globalización. “El aumento de movilidad de los trabajadores, los efectos de la deslocalización de empresas y la entrada de productos a bajo coste de los países asiáticos condenará a los trabajadores menos adaptados a recibir salarios moderados”, indica Antoni Alcover.

Y Pau Monserrat da la culpa al sistema: “No podemos dejar el salario de equilibrio solo en manos del mercado, porque en muchos sectores de media o baja cualificación es un sueldo de subsistencia. Hay que ver por qué un empresario prefiere empleados pobres con la falta de motivación y rotación que ello conlleva. Una causa muy importante es el elevado coste de Seguridad Social que tiene para autónomos y pymes contratar un trabajador, así como el coste de despido”, indica.

BIENESTAR. Mucho se ha hablado de que Balears, a pesar de ser la comunidad que salió antes de la crisis y que continúa liderando el crecimiento económico en España, es séptima en el ranking de PIB per cápita, una posición que ha ido bajando en las últimas décadas. Antoni Riera es un gran experto en temas de competitividad: “¿De qué sirve crecer hoy si este crecimiento no se traduce en mayor bienestar o en mayores posibilidades de prosperidad? El actual patrón de crecimiento de la economía balear, basado en un creciente y cada vez más intensivo uso de recursos, hipoteca las posibilidades de bienestar no solo de la generación presente sino también de las generaciones futuras”, considera.

“Conviene reconocer que desde la salida de la crisis Balears ha visto incrementado el PIB per cápita por encima de la media”, menciona Antoni Costa. “Lo explican la baja competitividad de Balears así com un aumento enorme de población”, añade Andreu Rotger. Manera también incide en el importante crecimiento demográfico, por lo que “no debemos dramatizar”.

Para José Luis García, la causa es que “el crecimiento económico no se distribuye de manera equitativa entre sus ciudadanos y ciudadanas”.

Alejandro Texías habla de “falta de eficiencia debido a que las empresas no presentan el nivel de sofisticación y productividad que debieran”, y añade que hay una gran desigualdad en la distribución de la riqueza.

Y para la consellera el gran culpable de la pérdida de competitividad es “evidentemente el sistema de financiación autonómico, que ha generado una situación de infradotación económica endémica”, lo que también justifica el incremento de la deuda pública.

ECONOMÍA MACRO. A nivel macroeconómico, el crecimiento de Balears no se enfría y sigue demostrando un gran dinamismo, con un aumento del Producto Interior Bruto del 3,8% el año pasado y una previsión que rondará o incluso superará el 4% este año. Asimismo, nunca antes había habido tantos trabajadores afiliados a la Seguridad Social en Balears. Según los analistas, Balears ha salido de la crisis económica teórica, pero no a nivel social.

Antoni Riera afirma que se ha salido de la crisis porque se ha vuelto al crecimiento económico positivo y se han recuperado los niveles de empleo y actividad previos. “Sin embargo, no se puede obviar que, a día de hoy, algunos de los costes derivados de la crisis y su salida como la devaluación salarial, el aumento del déficit público, la desigualdad… todavía no se han corregido”, admite.

Asimismo, Carles Manera cree que se ha superado la crisis “desde una óptica técnica, macroeconómica”, pero matiza: “Existen problemas de base que pueden lastrar ese crecimiento y, a la vez, no se aprecia una traslación más nítida del mismo hacia los salarios”.

Antoni Costa recuerda que Balears fue una de las comunidades que empezaron antes a salir de la crisis, en los primeros trimestres de 2013, gracias al potencial del sector servicios y “no se vislumbran, ni a corto ni a medio plazo, posibles recaídas”.

Andreu Rotger señala que lo importante es que los indicadores de trabajo, bienestar y progreso social mejoren. “Entonces podríamos hablar con claridad de un adiós definitivo a la crisis”, sentencia.

Antoni Alcover considera que “la tasa de desempleo y los salarios siguen presentando datos peores a los existentes en las etapas previas a la crisis debido principalmente a que las Islas son actualmente un polo de atracción para los trabajadores de otras regiones de España. El exceso de oferta de mano de obra procedente del exterior impide que la fuerte creación de empleo se haya materializado en una completa recuperación del mercado de trabajo”.

Pau Monserrat advierte que podemos estar delante de una nueva crisis. “Hemos terminado con una crisis de deuda privada y podemos estar a las puertas de una nueva crisis, esta vez de deuda pública. Cuando los tipos de interés que pagamos por endeudarnos aumenten, las dificultades para pagar la deuda pública van a ser un problema capital. Si se crea riqueza pero queda en pocas manos, la mejora económica es efímera. Y algo de esto está pasando en Balears”, advierte.

Para José Luis García no hemos salido de la crisis. “El crecimiento económico se traduce en beneficios empresariales pero no en recuperación para las familias, la mayoría de ellas tiene serias dificultades para llegar a fin de mes y no han recuperado el nivel de ingresos previos a la crisis”. Alejandro Texías afirma que “no ha acabado para la mayoría de las personas, aunque sí en términos macroecónomicos. La mayoría de la población gana menos dinero, dispone de menor poder adquisitivo, tiene menor seguridad a la hora de afrontar su futuro y se entrenta a una jubilación complicada”, añade.

Catalina Cladera tampoco cree que Balears haya salido de la crisis. “Siempre he defendido que seguiremos en crisis mientras haya ciudadanos que sigan inmersos en ella. No estamos en el Govern para vender buenas cifras macroeconómicas. Las personas van delante”, asevera.

En la misma línea se pronuncia Rafael Borràs: “No hemos dicho aún adiós a la crisis laboral, social y de desigualdad. La clase media sigue empobrecida y los ascensores sociales siguen en off”.

Inma de Benito considera que se han recuperado los niveles de empleo y actividad pero “faltan por corregir algunos de los costes que la crisis generó, entre los que cabe resaltar el déficit público”.

“Todavía quedan importantes reformas por hacer”, señala Pep Ignasi Aguiló. Aunque matiza que cuando se inicia una senda de fuerte crecimiento económico todo resulta mucho más fácil y todos los sectores pueden ganar.
Y Carmen Planas matiza que “estamos avanzando en el camino que nos lleva al adiós definitivo a la crisis, pero no hemos terminado de recorrerlo. Muchas empresas, sobre todo pymes, siguen sufriendo para dar beneficios”.

¿REFORMA LABORAL? La reforma laboral de Mariano Rajoy ha cumplido ya cinco años. Son muchas las voces que abogan por derogarla para recuperar derechos de los trabajadores. Sin embargo, también hay quien opina todo lo contrario y que lo que necesita el mercado laboral es una mayor flexibilidad.

Por un lado están los partidarios de su continuidad. Antoni Alcover considera que “derogar la reforma actual sería incrementar la rigidez del mercado laboral y dar un paso atrás”.

“Las medidas de flexibilización del mercado laboral que se tomaron en 2012 fueron y siguen siendo necesarias para mantener el crecimiento económico y la creación de empleo”, añade Costa.

Inma de Benito, sin decir explícitamente que está a favor de su continuidad, afirma: “La reforma laboral ha cumplido con creces los objetivos por los que se aprobó. Son constatables. En estos momentos hay que reivindicar políticas laborales encaminadas a mejorar la flexibilidad y la seguridad del mercado de trabajo para reforzar y retener el talento”.

De modo similar se expresa Pep Ignasi Aguiló: “La reforma laboral ha sido un éxito que está a la vista de todos. La reducción del desempleo era y continúa siendo una acción prioritaria. Es de esperar que en los próximos meses veamos cómo los convenios laborales van mejorando las condiciones de trabajo en todos los aspectos”, resume.
Carolina Beltrán considera que hay que llegar a una armonía social y económica y sobre todo reducir la desigualdad avivada por la crisis.

En la misma línea, Andreu Rotger apuesta por el crecimiento cualitativo: “Ello supone disponer de un mercado de trabajo mejor preparado y en consecuencia mejor remunerado”, añade.

“Es evidente que no funciona”, asume Pau Monserrat, a lo que añade que ha provocado contratos temporales, empleo a tiempo parcial y salarios más bajos.

Antoni Riera considera que es erróneo culpar a la reforma laboral de los desequilibrios estructurales del mercado laboral. “La reforma laboral realizada por el Gobierno de Rajoy ha cumplido, no sin costes, el objetivo por la que fue creada. Ahora el contexto es distinto y la política laboral debería orientarse a eliminar las rigideces del mercado laboral, la dualidad existente y las barreras que impiden que mejore la productividad laboral, como por ejemplo los desequilibrios de escasez y adecuación entre oferta y demanda laboral, la falta de movilidad o la escasa formación continua de los trabajadores”, afirma.

Y Carmen Planas asegura que “necesitamos leyes sencillas y claras que eliminen la rigidez del mercado laboral y permitan apostar por las oportunidades que nos ofrece la internacionalización, las nuevas tecnologías y el fomento del talento de las personas”.

Y por otro lado están los expertos que optan por derogar la reforma laboral. “Es imprescindible para poder equilibrar la relación capital-trabajo y que el salario y las condiciones pactadas en los convenios ejerzan una función redistributiva”, indica José Luis García.

“Sin duda. La reforma laboral ha supuesto, en esencia, expandir la precarización del empleo y ha estimulado la fuga de capital humano”, asevera Carles Manera.

“Si se quiere mejorar en cohesión social y avanzar en igualdad es fundamental derogar la actual legislación laboral”, señala Rafael Borràs.

Desde UGT dijimos que iba a ser una máquina de destrucción de empleo de manera barata y que iba a precarizar las condiciones laborales. Y el tiempo nos ha dado la razón”, asegura Texías.

“No es necesaria, es imprescindible la derogación”, sentencia Catalina Cladera, quien explica que la clase trabajadora ha pagado “con creces” el precio de la crisis y la gestión que han hecho “los gobiernos de carácter ultraliberal”.

SOLUCIONES. En cuanto a las soluciones para mejorar las condiciones laborales y del mercado de trabajo, Carles Manera propone aumentar los salarios.

Pau Monserrat plantea disminuir el coste de despido, mecanismos que incentiven el aumento de los ingresos de los trabajadores y un nuevo sistema de indemnización por despido -la mochila austríaca-.

Por contra, Rafael Borràs es partidario de potenciar la negociación colectiva sectorial, garantizar la causalidad en la contratación temporal y la voluntariedad en la parcialidad, acabar con el trabajo autónomo ficticio, equiparar los salarios de la mano de obra externalizada con los de la empresa que contrata y mejorar la prestación por desempleo.

Alcover propone mejorar la formación y las políticas activas de empleo para que la oferta de trabajo se adapte mejor a las demandas del mercado, fomentar el emprendedurismo y el autoempleo, mejorar la ética en el trabajo y ligar el salario a la productividad.

Alejandro Texías argumenta que para mejorar las condiciones laborales hay que potenciar la inversión en prevención de riesgos y reactivar el contrato relevo para que los jóvenes sustituyan a los trabajadores mayores.

José Luis García es partidario de aumentar el salario medio interprofesional y estructurar la negociación colectiva para que el convenio de prevalencia sea el sectorial autonómico y no el de empresa. También de “apostar por la educación y la cualificación para huir de la estacionalidad por la vía de la innovación y el conocimiento”.

Finalmente, Catalina Cladera propone potenciar nichos de ocupación que tengan demanda en un futuro y formar a los jóvenes para que puedan tener más oportunidades en un mercado globalizado, así como investigación y desarrollo y nuevos sectores productivos de alto valor añadido.