Uno de los activos bursátiles más demandados por inversores que buscan diversificar sus carteras son los que cotizan en Estados Unidos. Las bolsas norteamericanas acumulan una tendencia alcista espectacular desde 2009, teniendo en cuenta que el mínimo del IBEX fue a mediados de 2012, es fácil ver las diferencias. Este movimiento alcista le ha llevado a superar constantemente sus máximos históricos; incluso el Nasdaq 100 que agrupa a las principales acciones tecnológicas está más de un 25% por encima de los marcados en la burbuja “punto com”, de hecho desde sus mínimos tras la explosión (en 2003) hasta ahora, se ha revalorizado en un 620%.
Esta evolución ha sido algo más moderada en el índice global, el S&P 500, pero aun así es muy significativa: desde sus mínimos (2009) hasta ahora ha subido un 270%.
La pregunta que se debe hacer cualquier inversión, y más teniendo en cuenta la marcha de los últimos años, es ¿hasta cuándo se puede estar invertido en bolsas americanas? Los ratios fundamentales, los que intentan determinar el valor real de una compañía y ponerla en comparación con su cotización, marcan que son activos que no están baratos, sin embargo cada época de presentación de resultados sorprenden y provocan subidas de valoraciones. Aun así, es muy cierto que otros mercados como el europeo o el emergente tienen mucho más recorrido en este sentido.
Otro análisis es el técnico-gráfico y este deja poco lugar a dudas: si la tendencia de un activo líquido es alcista, hay que estar invertido. El problema es que la subida ha sido tan vertical que ha dejado pocos soportes donde salir. Algunos ejemplos podrían ser los 2.300 y 2.180 en S&P y los 5.600 y 5.250 en Nasdaq. Desde luego, motivos para no estar invertidos en bolsas norteamericanas no los hay, teniendo en cuenta que lo ideal es hacerlo con una selección de buenos fondos de inversión y con un peso inferior al de las bolsas europeas.