Jaume, Joan y Sebastià Burguera están al frente de este pequeño negocio ubicado en Campos, aunque la familia es de ses Salines. Tienen punto de venta directa. | Aina Ginard

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Sebastià y Jaume Burguera están al frente de una de las pocas vaquerías de Campos que sobreviven. Su ubicación estratégica, en la carretera que une el municipio con la Colònia de Sant Jordi, se convierte en un reclamo para Formatges Burguera, donde muchos turistas se paran a comprar de camino o vuelta de es Trenc.

Los dos hermanos son la tercera generación de un negocio que empezó Sebastià Burguera, natural de ses Salines. Continuó el negocio su hijo Juan con su esposa Miquela, recientemente fallecida. Primero Sebastià y después Jaume se fueron incorporando al negocio familiar. Consiguen vivir del campo pero a cambio de diversificar el negocio y sacrificar parte de su vida personal.

En esta finca tienen unas 80 vacas, con las que producen queso semicurado, curado, viejo, requesón y queso fresco, que tiene una gran demanda. Hace 23 años que empezaron con la elaboración de queso de manera artesanal porque ofrece mayor rentabilidad; eso sí, a cambio de mucho más trabajo.

“Tres días a la semana elaboramos el queso. Nos levantamos a las cuatro de la mañana, porque así sobre las nueve ya tenemos hecho el queso fresco, podemos preparar los pedidos y empezar el reparto. Con el queso podemos ganarnos la vida mi hermano y yo, pero hay que trabajarmuchísimas horas. Hay que olvidarse de tener quince días de vacaciones”, menciona Jaume.

El queso fresco es uno de sus productos más demandados y se entrega al punto de venta recién hecho. Elaboran también requesón y queso artesano de tres tipos: semicurado, de 40 días de maduración; curado, de cinco meses de maduración; y queso viejo, de un año de maduración como mínimo.

Los Burguera también trabajan en el campo, ya que siembran los forrajes para alimentar a las vacas. Siembran unas 100 cuarteradas.

Su vaquería es relativamente nueva, ya que la reconstruyeron hace doce años. Además, instalaron un robot “único en Balears” que ordeña las vacas de manera autónoma. Las vacas van pasando cada diez o doce horas y los conductos que ordeñan a la vaca se colocan en las ubres mediante un láser de gran precision que detecta su posición exacta. Una vez las ha ordeñado, les limpia las ubres con desinfectante, limpia todos los conductos y pasa la próxima vaca.

La granja ha experimentado un gran crecimiento respecto a la época de su abuelo, que tenía unas doce vacas, mientras que hoy tienen 80.

La cantidad de leche que produce una vaca varía enormemente durante las diferentes épocas del año. El calor las afecta profundamente. Si en invierno puede producir 30 litros de leche al día, en verano solo hace 20. De esta manera, la producción es más escasa en los meses de calor.

Pero la principal diferencia entre la manera de trabajar de hace setenta años y la de hoy es la mecanización de muchos trabajos que antiguamente se tenían que hacer a mano con la ayuda de la tracción animal.

Los quesos se pueden encontrar en pequeños comercios de diferentes puntos de la isla, además de en las superficies de Eroski y El Corte Inglés. Asimismo, dispone de punto de venta directa en la granja.

DIVERSIFICACIÓN. Ante las dificultades del mundo rural, la familia Burguera ha optado por diversificar el negocio. Además de la producción y comercialización de queso, tienen un pequeño agroturismo con dos apartamentos en la misma finca.

Asimismo, reciben excursiones de la tercera edad, que degustan sus productos, o de colegios que aprenden el proceso de elaboración del queso y se quedan fascinados con las vacas.

Los Burguera también venden sobrasada, aunque solamente en el punto de venta directo.

Y en julio y agosto tienen un punto de venta de frutas, verduras y hortalizas que comercializa un agricultor local.

“A pesar de que nos dicen que el precio de la leche está subiendo, los pequeños no lo notamos. Vamos tirando y lo importante es tener varios frentes abiertos, no poner todos los huevos en el mismo cesto porque para un payés, sería un fracaso seguro”, afirma Jaume.

En los últimos años sí que han notado que el producto local y kilómetro cero ha ganado importancia y popularidad. Se trata de un auténtico salvavidas para negocios familiares como el suyo, que compiten en calidad. “Ahora estamos vendiendo leche fresca al Arabay Coffee Roasters de la calle Sindicat de Palma y al bar Sa Parada de Campos. El chef Miquel Calent sirve nuestros quesos, al igual que la cadena Blau Hotels y los hoteles Cabrera e Hispania. También elaboramos para Fet a Sóller... estamos muy satisfechos de que confíen en nosostros y que apuesten por el producto local”, expresa.

Jaume Burguera asegura que le han ofrecido varias fincas de las que han cerrado en el municipio, pero han rechazado la propuesta. Se conforman con lo que tienen. “Queremos mantener lo que tenemos y seguir adelante pero sin expandirlo, así ya supone una gran carga de trabajo”, concluye.