Cala Agulla se ha llenado de turistas durante la práctica totalidad del verano. | Gabriel Alomar

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El turismo está en todos los debates, transita de polémica en polémica, acapara portadas y discusiones. Se asemeja cada día más al fútbol, del que todos se creen con conocimientos suficientes como para opinar e, incluso, sentar cátedra.

El sector turístico, de forma casi unánime, reconoce que la temporada estival ha sido excelente. Aseguran que la ocupación ha sufrido un ligero retroceso, pero que la rentabilidad ha aumentado ya que firmaron un notable incremento en los precios.

La turismofobia ha sido protagonista durante el verano. La protesta del grupo independentista Arran, que lanzó confeti en la terraza de un restaurante de Palma, provocó todo tipo de reacciones y situó, por segundo año consecutivo, a la masificación en el centro del debate.

No tardaron en aparecer pintadas. “Prou hotels”, “Tourism kills the city” o “Gentrificadors fora del barri” pudo leerse en diferentes puntos de Palma. De esta manera, se situaba sobre la mesa el debate del alquiler vacacional. Asociaciones como Ciutat per a qui l'habita, el Grup d'Ornitologia Balear o Terraferida han denunciado en diferentes oportunidades que el alquiler turístico en Palma desfigura la ciudad, que se está convirtiendo en un parque de atracciones, al tiempo que se instala un proceso de uniformidad con respecto a otras urbes españolas y europeas.

La masificación está circunscrita, prácticamente, a Palma y a diferentes playas y espacios naturales de especial belleza. Uno de los factores que provoca la proliferación de turistas en las calles de Palma es la llegada de cruceros. La programación de este tipo de barcos se realiza con más de un año de antelación y será el año que viene cuando, previsiblemente, se conseguirá que los cruceros lleguen al puerto de Palma en diferentes días. De esta manera, se quiere evitar la concentración de los pasajeros de cinco, seis o hasta siete embarcaciones en las calles de Palma el mismo día.

La presencia masiva de coches de alquiler, y los consiguientes atascos, han provocado también polémica. El Govern ha puesto en marcha diferentes medidas para fomentar el desplazamiento de turistas en transporte público. El Consell de Mallorca, por su parte, ha contabilizado durante el verano y hasta que acabe octubre, el tránsito de vehículos hasta Formentor, sa Calobra y el port de Valldemossa. Una vez analice los datos decidirá qué medidas adoptar, siempre contando con el consenso de los ayuntamientos afectados.

En todo caso, la turismofobia es un concepto que provoca el rechazo, evidentemente, de los actores del sector turístico. Además, tampoco es aceptado por organizaciones como el GOB, Terraferida o Ciutat per a qui l'habita, que asegura que no padecen turismofobia, que no están en contra de los turistas, sino que denuncian los problemas que acarrea el turismo para los ciudadanos de las Islas y el medio ambiente.

LEY DEL TURISMO. La modificación de la Ley del Turismo ha provocado grandes polémicas, aún hoy sin solventar. El articulado anterior prohibía el alquiler vacacional en plurifamiliares de forma taxativa, sin excepciones. A la vez, no fijaba un número de plazas para el alquiler turístico en unifamiliares o pareados. La modificación aprobada meses atrás dejaba en manos de los consells insulars y el Ajuntament de Palma la zonificación de las Islas, que han de determinar en qué lugares se autoriza el alquiler vacacional en plurifamiliares. Además, establecía que el número de plazas hoteleras libres -en Mallorca, 42.649- sería el máximo autorizado, tanto para hoteles como para el alquiler vacacional. La ley fija también una moratoria de un año para la concesión de nuevas plazas.

El Govern ha declarado en diferentes oportunidades que no piensa incrementar el número máximo de plazas turísticas, lo que ha provocado el rechazo de diferentes asociaciones de propietarios de viviendas de alquiler vacacional, puesto que consideran del todo insuficiente las plazas existentes. En este mismo sentido, han alertado de que el número de plazas turísticas en situación de ilegalidad son muchas más en Mallorca que las 42.649 libres.

El Consell de Mallorca tiene previsto aprobar inicialmente la zonificación antes de que finalice el año. Después, los ayuntamientos podrán presentar las preceptivas alegaciones. Si las propuestas municipales son más restrictivas, y están razonadas, serán de obligado cumplimiento por los consells. En cambio, si son más permisivas, las instituciones insulares tendrán la última palabra. En principio, el Consell tiene previsto dividir Mallorca en seis zonas en función de la saturación de la oferta para la posterior distribución de plazas.

Entre otras cuestiones que cambia la modificación de la Ley del Turismo destaca la supresión de las excepciones que permitían a algunos hoteles, siempre que cumplieran con una serie de requisitos, aumentar volumen y número de plazas. La nueva ley es mucho más restrictiva, aunque permite aumentar el 10% del volumen, pero las condiciones son mucho más complicadas.

Otra de las grandes polémicas ha llegado después del anuncio del Govern de doblar el precio el impuesto turístico. La medida, como era de esperar, ha provocado el rechazo de los hoteleros que acusan al Ejecutivo presidido por Francina Armengol de adoptar una medida precipitada. Finalmente, el Govern no subirá el impuesto turístico en temporada baja para facilitar así la desestacionalización.