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En los últimos años se ha producido un aumento de las desigualdades entre personas y también entre países. Se hace necesario reconducir nuestro futuro hacia una sociedad más justa, solidaria, democrática y sostenible.

Las empresas de economía social, como las cooperativas, son las que, con su sistema eficiente de distribuir la propiedad y siendo generadoras de una economía más inclusiva, nos pueden conducir hacia ese futuro de igualdad de oportunidades y de derechos sociales.

Entre estos derechos sociales se encuentra el acceso a una vivienda digna, que no solamente hace referencia al derecho de toda persona de disponer de cuatro paredes y un techo donde encontrar refugio, sino que también implica acceder a un hogar y a una comunidad seguras en las que vivir con dignidad.

Este es el objetivo que persiguen y alcanzan las cooperativas de viviendas que han demostrado ser un modo eficaz para facilitar el acceso a miles de familias a nuevas construcciones a precio de coste.

Una cooperativa de viviendas es una entidad sin ánimo de lucro, formada por un grupo de personas que comparten básicamente la necesidad de un inmueble y se unen para acceder a él en las mejores condiciones de calidad y coste posible, adquiriéndolos a un precio menor que el que permite otro tipo de promoción. El socio de una cooperativa es a la vez promotor de la sociedad y adjudicatario de la misma, interviniendo en las principales decisiones que afectan a su propiedad.

Estas comunidades se rigen por los principios y valores establecidos por la Asociación Cooperativa Internacional, entre los que destacan tres: la gestión democrática y participativa, la autonomía e independencia de la cooperativa y el interés por el bien común; de esta manera, proporcionan un modelo de acceso a la vivienda más racional, seguro, participativo y sostenible.

Esta modalidad también ha llegado al sector de la tercera edad. Cada vez hay más personas mayores que no quieren terminar viviendo solos o que tampoco quieren vivir en una residencia. Por eso ha aparecido la figura de la cooperativa en derecho de uso, constituida por personas procedentes de diferentes ámbitos profesionales, pero con una idea común: compartir ocio, espacios y servicios.

Este tipo de cooperativas surge como respuesta a las actuales situaciones familiares y a la dificultad de acceso a plazas en residencias de la tercera edad.

Aunque no es lo más habitual a la hora de promover la construcción de un inmueble, en estos últimos años se están llevando a cabo muchos proyectos cooperativos de este tipo, incluso en nuestras islas.

Se hace necesario continuar por este camino, dirigir a la sociedad a crear cooperativas para encauzarnos hacia un futuro con menos desigualdades sociales y más igualdad de oportunidades.