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En este segundo artículo sobre las monedas virtuales o digitales, comentaré sus características esenciales, su importancia en el mundo de hoy y su previsible futuro, así como la filosofía económica que las sustentan.
El bitcóin es la primera moneda virtual y la más importante de los cientos de monedas digitales existentes. En el sistema financiero tradicional, el dólar es la moneda de referencia a nivel global. Hoy por hoy no hay una moneda digital que pueda comparársele.

No son convertibles, ningún gobierno las apoya y están lejos aún de tener las propiedades clásicas del dinero, y aun así el bitcóin es la cuarta moneda en capitalización del mundo. Es una moneda global que permite transacciones de manera instantánea. No tiene el problema de las pérdidas por tipo de cambio y las transferencias no tienen que esperar a que pase por la infraestructura bancaria, el envío es inmediato y el coste muy reducido. Se ha extendido especialmente en países con moneda débil y/o con baja infraestructura bancaria. Lo utilizan también muchas empresas y las ONG para financiarse.

El atractivo del bitcóin es que la producción de la moneda no la controla un supervisor (el Banco Central) ni un gobierno, sino una compleja tecnología que verifica que nadie pueda cambiarlo y que respeta el anonimato. Es un sistema descentralizado que permite el intercambio directo de la información que tiene una dirección anónima y códigos criptográficos. Esa gran ventaja es también su gran debilidad; si se extravían los códigos o te equivocas lo pierdes todo. La revolución del bitcóin se basa en dos ideas principales.

En primer lugar la separación de la creación del dinero del estado y en segundo lugar la tecnología de bloques (blockchain). El bitcóin se puede adquirir con las monedas tradicionales, dólares o euros, en casas de cambio, y disponer de ellos para usarlos para transacciones o pagos. También para especular. También si se obtienen ingresos en esa moneda o a través de lo que se llama el minado, obteniendo nuevos bitcóins. Los mineros usan potentes ordenadores para resolver los algoritmos cada vez más complejos, obteniendo así nuevos bitcóins que amplían la cadena de bloques.

Este mecanismo es similar al del patrón oro, ya que el dinero crece si se encuentra nuevo oro o se obtienen nuevos bitcóins independientemente de los bancos centrales y gobiernos. Por eso podemos decir que aquellos que apoyaban el patrón oro apoyan ahora el oro digital que es el bitcóin.

La descentralización del bitcóin no se acepta en nuestro sistema financiero porque es una competencia que disminuye los ingresos del Estado y de los bancos y porque no lo puede controlar. El bitcóin elimina a los intermediarios, bancos y consorcios, y está obligando a los bancos a innovar, utilizando la tecnología de bloques. Los bancos hasta hace poco vivían tranquilos porque tenían el control de los datos de sus clientes, pero el PSP (Payment Service Provider) permite el acceso de terceros con permiso a las cuentas de sus clientes.

Cualquier banco digital, fintech o proveedor pueden acceder y ofrecer mejores precios y servicios. Además Google, Facebook y operadoras móviles tienen muchos datos de sus usuarios y una marca global, por lo que serán grandes competidores de la banca. El mundo financiero está cambiando rápidamente y las monedas virtuales podrán ser emitidas por gobiernos y por grandes compañías dueñas de los algoritmos. A este tema dedicaremos el siguiente artículo.