Las empresas turísticas evolucionan, cambian y responden a las demandas de la sociedad. Diez años atrás, la sostenibilidad ambiental no era percibida como un gran problema por la población. Hoy, ser sostenibles ya no es una opción, sino que se ha convertido en una obligación íntimamente ligada a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
En este sentido, el concepto de responsabilidad social corporativa ha ido evolucionando. Atrás han quedado los tiempos en los que era entendida como un ejercicio de caridad. La RSC es hoy un compromiso con el destino y con su población.
Si en los últimos años los esfuerzos se habían centrado en la eficiencia energética, en 2018 el asunto más de actualidad ha sido la preocupación por los plásticos. De esta manera, son muchas las empresas que han decidido eliminar, aunque sea de forma progresiva, los plásticos de sus empresas. El compromiso de las hoteleras con el destino va mucho más allá, con acciones concretas como la desaparición de los plásticos de un solo uso.
La responsabilidad social se traduce, además de en la protección del medio ambiente, en la mejora de las condiciones de vida de la población autóctona.
Las principales empresas hoteleras de Balears cuentan con un buen número de establecimientos hoteleros en países en vías de desarrollo, con importantes problemas económicos. Las políticas de filantropía son hoy mucho menos habituales que años atrás. En cambio, abundan los acuerdos de colaboración con instituciones, tanto públicas como privadas, para mejorar las condiciones de vida de la población local. La educación es uno de los ámbitos habituales de acción de las empresas hoteleras.
La Responsabilidad Social Corporativa no es una acción de marketing, sino que es la respuesta adecuada a la demanda de la inmensa mayoría de clientes. Una empresa hotelera que no fomenta el consumo energético responsable, la protección del medio ambiente o que no está comprometida con el destino genera antipatía, lo que finalmente puede llegar a influir en su cuenta de resultados. La responsabilidad social es una necesidad, un compromiso, una inversión de futuro imprescindible que trata de minimizar los impactos negativos de la compañía e interactuar con los diferentes actores de la sociedad relacionados con la empresa. En este sentido, las empresas hoteleras se ven en la necesidad de contribuir a la sostenibilidad ambiental de los destinos. Y es que ya no es suficiente para las grandes hoteleras ofrecer un buen producto.
En otro ámbito, la población rechaza los productos textiles producidos por niños o por trabajadores en condiciones de semiesclavitud. De hecho, las grandes empresas del gremio luchan por controlar las condiciones de trabajo de todas las fábricas que producen para ellos. En la hostelería, los clientes penalizan que las grandes compañías no tengan una política activa de responsabilidad social. Retirar los plásticos de un solo uso, ser eficientes en el uso de la energía... resulta gravoso de forma inmediata, pero tan imprescindible como socialmente rentable en el largo plazo.
En este sentido, una de las principales medidas que toman las compañías hoteleras es certificar una correcta gestión ambiental de sus hoteles por parte de organismos externos. Existen diversas organizaciones que emiten validaciones independientes, entre ellas EarthCheck y Travelife.
Además, visibilizar las actuaciones se ha convertido en fundamental para generar una imagen positiva para las compañías con políticas específicas de comunicación. Una de las oportunidades para hacerlo es la presentación de la memoria anual.
RÉCORD MUNDIAL. Las políticas de RSC en las empresas hoteleras se conciben como fundamentaes en un contexto mundial de crecimiento de los viajes, que se han convertido en una experiencia de consumo irrenunciable. Si el pasado 2017 fue de récord en llegada de visitantes a Balears, que acogió a 16,3 millones (+6,26%), también lo fue a nivel global con 1.322 millones de llegadas internacionales (+7%).