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Desde una perspectiva turística, este verano no está siendo el peor de los últimos diez años, como han afirmado algunos medios tomando solo en cuenta el porcentaje de caída, sino que hasta el momento es el mejor de la serie, si nos atenemos a los datos de ingresos, que son los que deberían contar.

La confusión es el resultado de muchas temporadas de fijarnos solo en las cifras de turistas, que crecían imparablemente produciendo alegría a los políticos y titulares a los periodistas y nos hacía olvidarnos de que lo importante son los ingresos.

La prensa llora, pero las patronales han mantenido la calma asegurando que el sector va bien. El Gobierno, bueno los gobiernos, haciendo de la necesidad virtud, ya han empezado a señalar que lo importante no es cuántos vienen sino cuánto gastan. Ya era hora.
Y es que no pasa nada si vienen algunos menos. Parece que este verano había días que por el centro de Palma circularon más de noventa mil personas.

Han venido unos pocos menos en julio y agosto, tanto al conjunto de España como a las Balears, pero se han gastado más. El indicador más llamativo ha sido el del gasto medio diario que subió este último mes un 10,7 % en el primer caso y un 11,4 en el segundo, a pesar de una caída media de la duración del viaje del 7.

En el acumulado del año el gasto total también va por encima del pasado año. Y lo mismo ocurre con los ingresos que se quedan realmente en España según los datos de balanza de pagos del Banco de España. Lo más llamativo es que el gasto total de los británicos subió casi un 5% en agosto.

Parece que en parte se trata de un efecto estadístico. No es que los que han venido gasten mucho más, sino que los que han dejado de venir gastaban menos de la media lo que hace que el resultado sea mejor.

No han venido familias, especialmente británicas, que han preferido Turquía, donde el menor precio, al multiplicarse la diferencia por cuatro, ha sido determinante en la decisión. Las familias figuran en la estadística de Frontur como usuarios de alojamiento de no mercado y que dicen venir a casas de amigos y familiares invitados.

Un verdadero engaño que utilizan muchos que han alquilado la casa o el apartamento en origen –mayoritariamente en Gran Bretaña– y tratan de evitar el pago de impuestos tanto en su lugar de residencia como en España. En el caso de los primeros, como los niños gastan menos, y en el de los segundos porque ocultan parte del gasto no han venido los que gastaban, o decían gastar, poco.

Pero ahora resulta que hay que tener cuidado con lo que se desea porque se puede acabar consiguiendo. Todos dicen que no hay que fijarse en cuántos vienen sino en cuánto gastan, pero en cuanto vienen menos y gastan más no se atreven a afirmar descaradamente que al final estamos empezando a tener lo que queríamos. ¡Ojalá dure!