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Subida de tipos de interés, guerra comercial con China y cierre de la administración. Son las tres noticias (o ruidos molestos) que han provocado que las bolsas norteamericanas se tambalearan. El S&P 500, desde sus máximos históricos marcados en octubre a los mínimos de finales de diciembre, perdió un 20%, mientras que la caída del tecnológico Nasdaq 100 fue algo superior, alcanzando un 23,50%.

Coincidiendo con estos mínimos (que llevaron a estos índices a sus niveles de 2017), los indicadores de miedo se dispararon: el futuro del VIX (mide las perspectivas de volatilidad a 30 días de la bolsa americana) en el momento en que las bolsas tocaban mínimos, alcanzó el nivel de 36,07. Si se busca un nivel superior de VIX hay que retroceder a 25 de agosto de 2015 cuando marcó 40,74; desde ese día hasta máximos el S&P subió un 57%.

También ha sido muy brusco el incremento del pesimismo de la Encuesta de Sentimiento del Inversor Minorista de la AAII: después de Nochebuena el 50,30% de los encuestados se declaraban bajistas respecto a las bolsas. La última vez que se superó el 50% fue el 11 de abril de 2013: el S&P se llegó a revalorizar un 88% desde ese día hasta octubre de 2018. De nuevo la “ley del sentimiento contrario” ha funcionado: hasta el momento de escribir este artículo, las bolsas americanas se han revalorizado más de un 11% desde mínimos.

La pregunta es clara, ¿seguirá la tendencia alcista? Los resultados empresariales que se están publicando (de momento con más sorpresas positivas que negativas) pondrán a prueba algunos soportes de protección y resistencias que marquen nuevos objetivos.
Para el S&P aguantar los 2.560-2.500 le puede llevar a buscar los niveles objetivo de 2.800-2.860. Por su parte, el Nasdaq tiene sus soportes en 6.600 y 6.400, mientras que las primeras resistencias las buscaría en 7.000 y 7.300 puntos.