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¿Cuánto dinero lleva usted en la cartera? Si transporta billetes en el bolsillo, ¿sería muy aventurado afirmar que suman bastante menos que hace diez años?

Afirmar que el dinero en efectivo va a desaparecer de la circulación en breve es absurdo, pero no tanto que acabe siendo un medio de pago residual en un plazo no muy lejano. Pensemos que en el país que puede ser pionero en la extinción del efectivo, Suecia, sus ciudadanos realizan el 80% de compras por medios electrónicos y con tarjetas bancarias. Su banco central se plantea emitir su propia moneda digital: la e-corona.

Que la movilización de nuestros recursos pase del soporte físico al intercambio de información digital tiene sus puntos favorables y genera sus particulares problemas para el ciudadano, las empresas y las naciones. Mejorar la trazabilidad de los ingresos y pagos ataca prácticas nocivas, como la economía sumergida o la financiación de actividades ilícitas.

El reverso soporta una mayor fiscalización de nuestra vida, control que nos pone en manos de las políticas monetarias que drenan el valor de nuestro ahorro, como los tipos de interés negativos. Si no podemos sacar el dinero del banco, ¿qué les impide cobrarnos intereses por su custodia? Pagar por tener dinero ahorrado, en otras palabras.

La tecnología no cambia la naturaleza humana, al menos hasta la fecha, y las conductas fraudulentas o la búsqueda de la privacidad pueden también florecer en el nuevo mundo: el uso de criptodivisas (la más famosa es el bitcóin) o la apertura de cuentas instantáneas en otros países (ya al alcance de cualquier ciudadano de nuestro país contratando una tarjeta de un banco fintech) matizan la capacidad controladora del estado en materia monetaria.

Desde luego, los bancos están haciendo el trabajo sucio de los visionarios del nuevo mundo digital: limitan los horarios para usar su servicio de caja, cierran oficinas y dejan zonas enteras sin posibilidad de movilizar su dinero en efectivo y redirigen al cliente a sus aplicaciones de banca digital para gestionar sus finanzas personales y comunicarse con la entidad financiera. Según los últimos datos publicados por el Banco de España, a diciembre de 2018 operaban 759 entidades de depósito en nuestra comunidad. Y en 2019 son varios los bancos que han iniciado un proceso de adelgazamiento de su presencia física en nuestras islas. El máximo de sucursales en Illes Balears se produjo en septiembre de 2008, con 1.256 puntos de venta financieros. En poco más de 10 años los bancos han cerrado casi el 40% de su red de oficinas, lo que deja la relación en una oficina por cada 900 habitantes y zonas enteras desatendidas. Una tendencia al distanciamiento físico de nuestros ahorros que solo puede ser compensada mejorando nuestras habilidades digitales y cambiando nuestra forma de consumir, invertir y gestionar los activos financieros.

Monedas y billetes están en peligro de extinción. ¿Estamos preparados para sobrevivir en el nuevo entorno digital?