En estos momentos se juntan dos factores puntuales: (i) es época de verano y, aunque hemos visto que la frase “sell in May and go away” (vende en mayo y lárgate), ya sabemos que no tiene mucho fundamento. En todo caso, sí que es cierto que el volumen se reduce de forma considerable y pueden pasar “cosas raras”, tanto para bien como para mal; y (ii) la temporada de resultados está recién iniciada en Estados Unidos y pronto hará lo propio en Europa. Serán las publicaciones de un segundo trimestre en el que las expectativas han mejorado algo y, por tanto, habrá más presión sobre las compañías.
A ellos se unen los más habituales: guerra comercial, brexit o ralentización económica, que también serán parte de las motivaciones por las que la tendencia alcista se reafirme o se rompa.
Sobre la situación técnica de las bolsas hay que volver a destacar los 9.200 del Ibex: se analizó en detalle hace dos semanas y la situación es similar, aunque lo ha conseguido perforar, alcanzando puntualmente los 9.400. La situación es en este entorno algo complicada para nuestro selectivo ya que tiene resistencias intercaladas cada 200 puntos hasta los 10.200; la parte positiva es que los 9.200 deberían ser muy sólidos y que los siguientes soportes no están alejados: 8.900 y 8.600. Habrá que estar atento a la evolución del selectivo en los próximos días.
El EuroStoxx también está intentado consolidar un nivel clave: los 3.500. Si lo consigue, se plantean dos objetivos a medio plazo, los 3.700 y 3.830. Por debajo debería aguantar en 3.400 primero y 3.250 después.
Situación similar para el DAX alemán. Si logra consolidar los 12.400-12.300 podría buscar objetivos en 13.000 y 13.600 (máximo histórico); mientras, por debajo los soportes los encontraría en 11.950 y 11.550.
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