Sobrepasado el ecuador de 2019, estas noticias en vez de suavizarse se han reforzado.
En el Reino Unido, la primera ministra Theresa May tuvo que dimitir por la falta de acuerdo sobre el brexit en el Parlamento. El favorito para ser su sucesor es Boris Johnson, uno de los políticos que más han defendido el brexit, y anuncia que Reino Unido saldrá del grupo comunitario el próximo 31 de octubre, haya o no acuerdo con la Unión. Sí hay voces en contra, como la del líder del partido laborista Jeremy Corbyn, que piden otro referéndum, pero el gobierno está en manos conservadoras.
Ya se analizó la semana pasada la situación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China: hay tregua, pero el acuerdo definitivo está lejos, a lo que hay que añadir otros frentes de la Administración Trump como México o la zona euro.
Precisamente, la ralentización de la zona euro fue otro de los focos de terror. En 2019 Italia ha confirmado su entrada en recesión económica y se la ha incluido en el proceso de déficit excesivo. El Gobierno alemán ha confirmado la ralentización de la economía esta misma semana, ya que la Comisión Europea ha estimado que crecerá en 2019 un 0,50% (anteriormente esperaba un +1,10%). Y España ha tenido que convocar elecciones tras la no aprobación de los Presupuestos y todavía no se ha formado gobierno.
A pesar de todo, las revalorizaciones en las bolsas de estos países son de doble dígito al cierre semestral y las materias primas también han subido con fuerza. De hecho, se podría interpretar que la subida del petróleo es debida a una mayor demanda por crecimiento económico.
El dilema cara al segundo semestre es: ¿estas subidas son debidas a que durante 2018 el miedo fue excesivo o porque la vuelta de los bancos centrales a las políticas expansivas contrarrestará los malos datos? Habrá que estar atentos.
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