Por zonas turísticas, las islas de Eivissa y Formentera alcanzan el mayor grado de ocupación por plazas (82,6%) y Palma y Calvià la mayor ocupación en fin de semana (86,7%). La isla de Mallorca registra el mayor número de pernoctaciones, con 6,9 millones.
El principal destino elegido por los viajeros nacionales son las Illes Balears, con un 33,6% del total de pernoctaciones, si bien bajan un 1,4% respecto a junio de 2018. Es decir, el turismo nacional compensa en la temporada de verano en Balears ante la bajada del turismo internacional, que, como es sabido, se debe principalmente a la recuperación de destinos como Grecia, Turquía, Egipto, Túnez o Marruecos por la relativa calma y estabilidad geopolítica, la desaceleración de la economía alemana, el miedo al brexit y la devaluación de la libra esterlina, la irrupción de nuevos destinos de moda e, incluso, las buenas condiciones climáticas que se están dando durante este verano en el centro y norte de Europa, por lo que muchos no tienen una gran necesidad de viajar al sur en busca de sol y playa quedándose en su países de origen.
Al final o eres barato o eres diferente, como decía Guy Kawasaki, por lo que tenemos que seguir apostando por la calidad y no por la cantidad. Más importante que el número de llegada de turistas es lo que gastan, que en abril fueron 995 millones de euros, lo que representa un aumento del 17,98 por ciento respecto al mismo mes del año anterior.
La facturación media diaria de los hoteles por cada habitación ocupada (ADR) es de 93,1 euros en junio, lo que supone un aumento del 4,7% respecto al mismo mes de 2018.
Por su parte, el ingreso medio diario por habitación disponible (RevPAR), alcanza los 68,0 euros, con una subida del 7,0%.
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