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Boris Johnson era el favorito en todas las encuestas para suceder a Theresa May como líder del Partido Conservador y, esta vez, no fallaron. Así que desde el 24 de julio, el que fuera alcalde de Londres y uno de las voces más activas en favor del brexit se convirtió en el primer ministro del Reino Unido.

Es de sobra conocido su perfil pro-brexit junto a ciertas dosis de excentricidad (los hay que lo asimilan a Donald Trump), de hecho, como se puede ver en el gráfico, la libra ya empezó a caer (especialmente contra el dólar, pero sin perforar los mínimos post-referéndum) desde antes de su elección, descontada debido al enorme favoritismo en las encuestas.

Las reacciones no se han hecho esperar, y su “sea como sea” en relación a la salida del Reino Unido de la Unión Económica Europea el próximo 31 de octubre se está dejando notar, aunque no ha causado sorpresa.

Hay que recordar que su antecesora firmó un acuerdo con la Unión por la que el brexit se debía producir, con unas condiciones económicas y fronterizas, el pasado 29 de marzo, plazo que se amplió al mencionado 31 de octubre. Por supuesto, todo lector sabrá el motivo por el que se tuvo que ampliar dicho plazo: el Parlamento británico votó en contra en repetidas ocasiones.

Una salida sin acuerdo, tal como pretende el nuevo primer ministro Boris Johnson, empieza a coger fuerza, aunque no es sencillo. Por una parte, por las presiones que llegan desde Gales y Escocia (a pesar de la gira que Johnson está haciendo estos días por estas zonas) con amenazas de nuevos referéndums de independencia; y también desde empresas, tal como muestra un reciente comunicado de la CBI (Confederación de la Industria Británica) e incluso del propio Banco de Inglaterra.

Por otra parte, y más importante en lo que a efectividad se refiere, porque debe ser votado en el Parlamento y en intentos anteriores también fracasó.

Muchas negociaciones, comentarios, declaraciones y, posiblemente, votaciones nos esperan, pero a pesar de las declaraciones de Boris Johnson (que un político no cumpla sus promesas tampoco será un gran sorpresa), no será fácil ver un brexit día 31 de octubre, especialmente sin acuerdo. Habrá que estar pendientes de la evolución de los acontecimientos.