Además, se está negociando también la posibilidad de realizar vuelos desde Palma y Eivissa hasta Barcelona. Y es que desde la empresa se valoran las facilidades que ofrece el puerto de Barcelona.
Lógicamente, las frecuencias no están aún definidas, pero la intención de la empresa es realizar en un primer momento cinco trayectos al día, tanto de ida como de vuelta. Isla Air no es una iniciativa nueva, sino que hace ya dos años que comenzaron los trámites para poder comenzar sus operaciones.
Isla Air mantiene negociaciones por separado con las respectivas autoridades portuarias y con la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). La compañía, en todo caso, podría haber comenzado a operar el verano pasado, aunque nadie puede vaticinar si el procedimiento administrativo habrá finalizado en los próximos meses. En principio, la empresa está preparada para operar tan pronto como reciban la preceptiva autorización. Empleará a unos 200 trabajadores.
La base de la compañía se situará en el puerto de Palma, aunque la zona concreta en la que se ubicarán los hidroaviones no está definida aún. La empresa no dudó en escoger la capital balear al considerar que es el puerto mejor preparado y, además, garantiza una menor estacionalidad. De hecho, Isla Air quiere operar durante todo el año, aunque el número de frecuencias será mayor durante los meses estivales. Los hidroaviones no vuelan de noche.
Los hidroaviones amerizan y despegan desde mar abierto pero cuando las condiciones climáticos son especialmente adversas, con fuerte oleaje, han de hacerlo en el interior del puerto. En todo caso, puede navegar en condiciones más adversas que un ferry.
Evidentemente, no interfiere en ningún caso con el tráfico marítimo, si bien la operativa necesaria para volar no es comparable con la que necesita un avión de los que despegan o aterrizan desde Son Sant Joan.
Los hidroaviones de Isla Air tienen 19 plazas y una longitud de 15 metros, mientras que de ala a ala miden 20 metros. No existen notables referencias de este tipo de tránsito en Europa, puesto que hoy solo hay una línea operativa en Dinamarca, donde los hidroaviones operan justo al lado de la conocida Sirenita.
El avión navega por el puerto y una vez que ha alcanzado mar abierto, es cuando inicia la operación de despegue. Debe existir una zona acotada para facilitar las operaciones.
La empresa negocia ahora con la Autoridad Portuaria de Balears, pero las previsiones apuntan a Palma y Eivissa como las primeras conexiones. Menorca y Formentera, de momento, quedan para una segunda fase. Isla Air, en todo caso, es consciente de los grandes beneficios que puede suponer una línea de transporte rápido y directo desde Palma a la pequeña de las Pitiüses. La empresa debe presentar ahora el proyecto técnico para poder recibir la preceptiva autorización.
Isla Air ya tiene comprados dos hidroaviones DHC-6 Twin Otter, que tardarían unos 35 minutos en unir Mallorca con Eivissa y poco más de 60 en llegar hasta Barcelona desde el puerto de Palma. Pueden acoger un máximo de 19 pasajeros y la compañía ha considerado que el modelo escogido es el que mejor se adecúa a las necesidades de Balears. Cuentan con dos motores turbohélices PT6A-27, que alcanzan una velocidad máxima de 230 kilómetros por hora y disponen de una autonomía de 1.296 kilómetros.
Los hidroaviones vuelan mucho más bajo que los aviones tradicionales por lo que tienen un atractivo turístico adicional, ya que permiten una perfecta observación del paisaje.
Económicamente, el precio de los billetes sería igual o inferior al que ofrecen hoy las compañías de aviación y podría aplicarse también el descuento de residencia.
En Menorca, la base se situaría en el puerto de Maó, aunque debe estudiarse con detenimiento por las peculiaridades orográficas.
Isla Air pretende mantener un perfecto equilibro con el medio ambiente. En este sentido, la compañía asegura que los hidroaviones contaminan menos que un avión convencional en relación al número de pasajeros que transporta.
Además, la operativa no afecta en ningún caso al fondo marino, puesto que no se lanza ningún tipo de ancla. Su operativa es similar a la de cualquier barco y solo necesita unos 200 metros para despegar y amerizar.
La contaminación acústica preocupa también a los propios responsables de la compañía, que aseguran que el pico de ruido se produce al despegar y que tiene lugar en alta mar, lejos del puerto. En Estados Unidos y Canadá, el tráfico con hidroaviones está autorizado en algunos parques naturales a los que no tienen acceso los vehículos.
En este mismo sentido, la inmensa mayoría de de desplazamientos hasta las islas Maldivas tiene lugar también en hidroavión. Inicialmente, la idea de Isla Air es operar en el medio plazo con cuatro o cinco hidroaviones, abriendo todas las rutas interislas, conectando las islas con Barcelona y fijando rutas con Valencia, Alicante o Almería.
El propietario de Isla Air prefiere, al menos de momento, permanecer en el anonimato, aunque se sabe que es un empresario alemán afincado en Mallorca. Es una iniciativa familiar que no pretende competir con otras compañías aéreas, sino que aspira a ser una opción más.