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La mera posibilidad de que el Gobierno de Merkel llegara a prohibir los viajes a Mallorca desató un verdadero vendaval en los medios de comunicación alemanes y en la opinión publica que obligó a la Canciller a dar marcha atrás. También intentó aumentar las ya duras restricciones dentro del país y tuvo que excusarse.

Por supuesto la prohibición se hubiera extendido a otros destinos, pero los alemanes identifican Mallorca y turismo. El Land número 18 según algunos comentaristas o La Isla Alemana de Mallorca como a menudo se puede leer.

Por supuesto allí se dan las mismas quejas que aquí. Al final las autoridades tuvieron que conformarse con la obligatoriedad de aportar un test negativo para volver a entrar en el país con independencia del lugar de origen.

Ni siquiera el rumor de que se había detectado en la Isla la variante brasileña, mucho más contagiosa, desmentida por los responsables del hospital mallorquín y alentado por políticos federales, influyó en la decisión de los que quieren viajar. Y es que los turistas alemanes se sienten mas cómodos en Mallorca que en casa y no solo por la menor incidencia de la pandemia en la Isla , por debajo de la mítica cifra de cincuenta por cien mil, frente al más del doble en Alemania , sino también por la actuación de los responsables y los empleados del sector turístico que ha inspirado confianza.

La contradicción de no poder viajar dentro del país ,pero si a otro destino de la Union Europea, se da en casi todos los países miembros. Como consecuencia del tratado de Schengen los nacionales de 22 de los 27 miembros de la UE y cuatro que no lo son : Suiza, Liechtenstein, Noruega e Islandia pueden viajar libremente dentro del espacio señalado. Por supuesto los nacionales y residentes en la UE también lo pueden hacer por todos los países miembros de la misma , aunque antes de acceder a los países no Schengen, como el Reino Unido, deberán mostrar un documento identificativo.

Para modificar esa situación las autoridades nacionales necesitarían motivos mucho más exigentes que los necesarios para restringir los movimientos dentro de sus fronteras. Ninguna se ha atrevido a hacerlo. La propia Merkel fue advertida de que la prohibición frustrada hubiera sido tumbada por el Tribunal Constitucional.

Lo que hay que esperar ahora es que el ritmo de vacunación, tanto en Alemania como en España se acelere, como parece que esta ocurriendo estos últimos días y que el comportamiento de los turistas sea tan respetuoso como hasta ahora.
En ese caso la Isla alemana de Mallorca tendrá un digno verano teutón.