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En el informe de BBVA Research sobre la situación de Balears que se presentaba el noviembre pasado, se estimaba un crecimiento previsto del PIB del 10,3%, lo que suponía una mayor recuperación respecto lo esperado para el conjunto de España (6%).
En ese informe ya se ponía de relieve el riesgo de rebrotes por la COVID-19 y las medidas que se deberían acometer para evitar la expansión del coronavirus. Todo esto, unido a la incertidumbre sobre la economía del Reino Unido y Alemania eran los condicionantes que debían tenerse en cuenta de cara a una futura recuperación del turismo. También se señalaba la importancia de la llegada de los fondos Next Generation EU (NGEU) y las futuras reformas que deberían acometerse.

En relación con los fondos, ya se sabía que llegarían tarde –muy tarde para nuestra comunidad y nuestra temporada– y respecto a las reformas, más tarde que pronto, parece que hay consenso, supongo que por el buen hacer de la ministra Calviño, por lo que se envía a Bruselas un documento que, casi con toda seguridad, pasará con un “aprobado”.
El último informe del centro de estudios del BBVA no es tan optimista y ha rebajado el crecimiento de Balears hasta el 8%, un 2,3% menos desde su última estimación como he comentado. El observatorio regional, publicado este martes, fía la mayor parte de la recuperación a los avances en la vacunación. Por este motivo desde Balears, además de la vacunación en nuestro país, nos debemos fijar en la vacunación de nuestros principales clientes y hacer entender que retrasos en el inicio de la campaña turística nos afectan de manera muy negativa. Se debe luchar, desde el Govern balear y con el apoyo de todos, en estrategias de vacunación asimétricas que prioricen, como se ha hecho con otros colectivos, a los trabajadores del sector turístico, uno de los principales motores de la economía española.

Llegados a este momento del partido, supongo que es más fácil decirlo que hacerlo, es el momento de no perder la cabeza, pasar en el purgatorio como se pueda este 2021, y confiar en un 2022 con expectativas de crecimiento por encima del 11%, como ya se anticipa. Para ello, se deben proteger nuestras empresas –sobre todo las más pequeñas y vulnerables– y el empleo que representan.