Josep Forteza-Rey, retirado de su faceta empresarial como hotelero y cansado de oír que todos los debates acaban con la frase ‘no hay nada que hacer', ha impulsado a través de la Fundación Forteza-Rey el manifiesto ‘Tots Junts', que firmaron todos los partidos políticos del Parlament con excepción de Vox el 9 de abril.
¿Estamos mejor que antes de firmarse el manifiesto?
El manifiesto es un ejemplo de que se pueden conseguir cosas, como que una mayoría de partidos políticos haya estado dispuesta a mantener conversaciones durante meses, consensuar un documento, firmarlo en público y comprometerse. Es casi utópico pero la situación es difícil y no se arreglará con el ‘y tú más'.
¿Fue complicado llegar al documento final? ¿Cuántas reuniones se hicieron?
Lo primero que hice fue pedir una audiencia con la presidenta del Govern, Francina Armengol, para manifestarle mi inquietud y mi idea de hablar personalmente con los responsables políticos al máximo nivel de persona a persona. Fue en junio de 2020. Me dijo que lo encontraba difícil.
Es decir que se reunió con Biel Company…
Antoni Noguera, Lina Pons y Antoni Amengual, Marc Pérez-Ribas y Patricia Guasp… En la primera etapa solo les preguntaba si creían que lo que nos estaba pasando sería muy difícil para mucha gente y si pensaban que había que hacer algo. Me contestaron que sí. En otra etapa, les dije de intentar redactar un documento de coincidencias. Aquí empezaron a salir las pegas. Cogimos todas las ideas, las ordenamos y las consensuamos. La última etapa fue comprometerse a firmar el documento públicamente y planificar la operativa de trabajo, que serán reuniones una vez al mes con la participación de un coordinador que nombrará la presidenta.
La salida de Vox fue en el último minuto y se dijo que fue por una imposición de Madrid. ¿Qué pasó?
El interlocutor de Vox fue muy educado y las reuniones avanzaron hasta el final. La semana antes de firmar me dijo que una norma les obligaba a trasladar a Madrid los temas con trascendencia y dos días antes me pusieron un Whatsapp que decía que el secretario general había trasladado que el tema quedaba denegado. No se dijo por parte de quién.
Le pido que me convenza de que el documento es más que palabras bonitas.
El mérito de este movimiento es haber hecho posible que se comprometan. Ahora la parte difícil es que el compromiso sea más que una foto y que se transforme en realidad. Debemos ser exigentes, pero ya hemos roto el mito de que es imposible sentarlos en una mesa.
Una de las propuestas es reducir la burocracia. Todo el mundo puede estar de acuerdo, pero puede ser un lío.
Es cierto. La clave será la gestión las reuniones. Si cada uno se quiere marcar tantos políticos, será igual que en el Parlament, un fracaso. Deben ser reuniones técnicas, explicando el beneficio de la medida y cómo hay que hacerlo. Y no hay dinero para todo, así que se deben marcar prioridades.
La figura del coordinador será muy importante, ¿usted estará allí?
En las primeras reuniones sí, para ayudar, pero después no. A día de hoy todavía no se ha elegido. Si el coordinador es una persona de consenso que tenga personalidad, funcionará. Si no, no. Cada tema o sector tendrá una comisión. Lo primero será priorizar los temas más urgentes y, de esta lista, trabajar en algunos. En cada comisión habrá un político y un técnico para cada partido.
También proponen diseñar un modelo educativo de consenso que pueda reducir el fracaso escolar. Sería un milagro.
Nadie es tan inocente como para pensar que lo arreglaremos, pero si podemos avanzar en algo, será un éxito.
Cada martes en el Parlament se hace política, y no se ponen de acuerdo. ¿Estas reuniones tan técnicas deben sustituir la política?
Es utópico pensar que resolveremos los problemas con esta iniciativa. Conseguir un mínimo de acuerdo será mucho.
Pero, ¿existe una respuesta única adecuada a los problemas de la pandemia y la crisis que pueda ser consensuada? Por algo son de partidos diferentes, porque plantean soluciones distintas.
Sí, pero estamos hablando de cuestiones primarias y en una situación de emergencia es bueno estar de acuerdo.
Usted fue el primer presidente de la Asociación de Hoteleros de la Playa de Palma y el segundo presidente de la Federación después de Miguel Codolá.
Sí, se decía Agrupación de Hoteleros Playa de Palma SA porque en los últimos años de dictadura las asociaciones no estaban permitidas. Después se hizo asociación. Explicábamos que en el futuro sería distinto y que debíamos estar unidos. Es bueno que se mantenga la Federación.
¿A qué se dedica la Fundación Forteza-Rey?
Es muy discreta. En una región de Argentina hemos equipado un hospital para semiintensivos, hemos organizado cursos para cuidadores de discapacitados y otro curso de emergencias de heridos de moto. También restauramos un teatro allí. Y ayudamos a diferentes familias sin recursos.