La emoción es fugaz, aquello que nos moviliza hacia la acción. Los sentimientos son más duraderos. Emocionarse y sentir está relacionado con aquello que nos hace humanos y únicos. Pero la emoción no solo se transmite a nivel verbal, con la palabra, sino que algunos elementos de la comunicación no verbal están presentes y entran en juego. Así, el tono de voz nos delata, titubeamos o incluso nos bloqueamos con una voz entrecortada cuando presentamos miedo. Pero la tristeza también nos lleva a presentar un suave hilo de voz. Por otro lado, la alegría, la rabia o la ira se transmiten con un volumen más alto y tono grave. Además, la velocidad con la que hablamos puede denotar ansiedad o bien se puede ir muy lento y transmitir tristeza e incluso desesperanza. La expresión facial -como bien decía Cicerón, “la cara es el espejo del alma y los ojos sus delatores”- vehiculiza nuestras emociones. Paul Ekman nos habla de las “microexpresiones faciales” como movimientos casi imperceptibles que emitimos cuando sentimos de manera inconsciente e involuntaria. Las emociones básicas que todos experimentamos y que tienen una función adaptativa son el miedo, la ira, la tristeza, la alegría, la sorpresa y el asco. Solo una de ellas es universal y positiva, la alegría. Conviven todas ellas siendo todas importantes y necesarias. La sonrisa en todas las culturas significa “me gustas, te acepto, te doy la bienvenida o las gracias”.
Lo no verbal de las emociones
02/07/21 9:31
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