La empresa nació en Catalunya en 2008. Inicialmente, Ros y su esposa Xisca Forteza se establecieron en Torredembarra, pero cuando llegó la hora del nacimiento de su primer hijo decidieron mudarse a Sóller, localidad natal de Xisca y donde viven sus padres. En un principio el nombre de la empresa era Ncora, pero lo cambiaron a Encora porque es más fácil de utilizar.
Josep ejerce de CEO desde el primer momento, mientras que Xisca es la directora financiera (CFO). «Estudié en Palma, pero me fui a vivir a Tarragona para iniciar un proyecto de vida con él», explica, al tiempo que explica que el teletrabajo es habitual en Encora desde el nacimiento de la empresa. «Es una forma de trabajar muy natural para nosotros. Siempre hemos tenido personal en Madrid, Bilbao, Barcelona…», argumenta el CEO y asegura que la tipología general de sus clientes son empresas de mediano tamaño o grandes, que no pertenecen al sector turístico y que tampoco son empresas públicas. «En general, son empresas de Catalunya, Madrid, Bilbao, Valencia, Galicia, aunque ahora contamos también con una delegación en México», indica.
Encora se instaló en Sóller en 2012 cuando estaba a punto de nacer el hijo mayor de sus propietarios. La sede se encuentra en una ala de la vivienda, muy cerca del Jardí Botànic. «Escogimos vivir en Sóller, pero podemos trabajar desde cualquier lugar», afirma Forteza, mientras que Ros vende las bondades de la ubicación. «El aeropuerto se encuentra a media hora en coche. Es una gran ventaja, puesto que tengo que viajar a menudo», indica.
Ros explica las áreas de trabajo de la empresa, que apuesta ante todo por la profesionalidad y el trato personalizado atendiendo a las peculiaridades de cada cliente. «Somos una consultoría informática. Tenemos tres líneas de negocio: cloud, infraestructuras y ciberseguridad. La ciberseguridad es para evitar ataques a los sistemas informáticos. Nosotros protegemos a las empresas para que no les cifren la información. Somos agnósticos de fabricantes y agnósticos de tecnología, por decirlo de alguna manera, porque la evolución es rapidísima. Puede ocurrir que un fabricante que hace cuatro años era una maravilla pase a ser una empresa mediocre. En Encora analizamos todas las tecnologías que hay en el mercado. Conocemos perfectamente a nuestros clientes, sabemos cuáles son sus intenciones de futuro… y les sugerimos las soluciones más adecuadas. Además, hacemos mucha formación de usuario. La clave es formar de forma regular al personal. La evolución natural es cambiar todo este tipo de equipamientos, como pueden ser los servidores, a un entorno de cloud. De esta manera, se democratiza el acceso a la información. En la actualidad, el tema en infraestructuras está en decadencia, mientras que el entorno cloud está en auge», explica Ros.
La pandemia ha acelerado la evolución tecnológica de las empresas. El teletrabajo ha ganado adeptos, aunque aún son muchos los empresarios que apuestan por la presencia física de los trabajadores en la oficina. Ros asegura que uno de los valores de Encora es que no tiene ningún compromiso con marca alguna. «No tenemos preferencias por ningún fabricante. Nosotros asesoramos al cliente sobre lo más conveniente. Queremos tener relaciones a largo plazo. De hecho, todos los clientes que comenzaron con nosotros continúan. Están encantados con el servicio que ofrecemos. Nosotros ponemos al cliente en el centro», asegura.
«La delegación en México es una empresa diferente a la matriz, pero ofrecemos el mismo servicio, el mismo trato al cliente...», explica Josep, quien cuenta con un blog desde hace años en el que comenta diferentes cuestiones relacionadas con la tecnología. En México tiene un buen número de seguidores y la oportunidad de negocio no tardó en surgir. «Estamos en Morelia, que es una ciudad que se encuentra en el centro del país. Además, tenemos la intención de contar en breve con una nueva filial, en esta ocasión en Estados Unidos. Una vez asentados en México es la evolución natural», señala.
TRABAJO POR OBJETIVOS. En clave interna, Encora apuesta desde los inicios por el teletrabajo y la organización por objetivos. Trata con mimo a sus trabajadores y es consciente de la necesidad de promoción personal.
Cuenta con 24 trabajadores, de los que la mayoría teletrabajan habitualmente y seis acuden regularmente al centro de trabajo. Además, la delegación en México tiene también dos trabajadores. La empresa dispone de un programa de búsqueda de talento muy ambicioso. «Disponemos de una líder de talento en nuestro equipo de trabajo y cada año contamos con un buen número de becarios de la UIB. Buscamos perfiles que se impliquen y se comprometan, y los mejores se quedan con nosotros. Intentamos implementar el organigrama del futuro. Pensamos cómo queremos que sea la empresa dentro de diez años y adoptamos las decisiones necesarias para cumplir con los objetivos», afirma.
CRECIMIENTO. La estrategia de cecimiento de Encora es lenta pero sólida. «Tenemos decidido crear una empresa de ciberseguridad, que contará con un líder de nuestro actual equipo. Y en marketing también crearemos una nueva empresa, que pueda volar en solitario», indica.
Ros asegura que Encora crece de forma lenta por voluntad propia, aunque reconoce que han tenido oportunidades para ganar tamaño. «Nuestra prioridad es ofrecer un servicio personalizado a cada cliente. Nuestro ritmo de crecimiento es lento por voluntad propia. Hemos tenido la oportunidad de crecer mucho y de forma rápida, pero no queremos. Queremos ofrecer un servicio muy personalizado a cada cliente», indica Ros.
Asimismo, tienen inquietud por cuestiones ambientales y sociales. Han colaborado en diferentes oportunidades con iniciativas solidarias del atleta solleric Tòfol Castanyer como Passes per en Pau y están muy concienciados de la necesidad de proteger el medio ambiente. «Intentamos que la informática sea lo menos contaminante posible, por ello estiramos los equipos al máximo», añade. Es por la singularidad del Ginkgo biloba, una de las especies de árbol vivo más antigua del mundo, que Encora lo ha incorporado en su logo y su espíritu. «Es el único árbol que queda de otras edades de la tierra. La bomba atómica de Hiroshima cayó muy cerca de uno de estos árboles, que quedó completamente carbonizado, pero al año siguiente ya floreció. En cambio, desaparecieron los otros animales y vegetales. Es una especie muy resiliente y no le afecta la contaminación», explica Forteza. La hoja, caduca, se vuelve dorada antes de caer. Tiene propiedades aromáticas y medicinales e incluso llegó a utilizarse como moneda. Los empresarios tienen dos árboles en su casa, que sembraron cuando nació cada uno de sus hijos. Cada año envían una hoja a sus clientes por Navidad como símbolo de unión y resiliencia.