Tras las subidas de tipos por parte de la Feserva Federal (FED) y el Banco Central Europeo (BCE), en las próximas semanas tendremos datos de inflación y de Producto Interior Bruto (PIB), avances del problema de suministro de gas ruso, evolución de las rentabilidades de los bonos, precios de materias primas, evolución del euro-dólar tras ver la paridad hace días y, sobre todo, más publicaciones de resultados empresariales, aunque es cierto que la gran banca y las grandes tecnológicas americanas que marcan el paso ya lo han hecho en julio.
Una de las tentaciones es deshacer las inversiones, el miedo que hay debido a las noticias aparentemente malas en cuanto a inflación y crecimiento y el típico dicho de «en agosto la bolsa siempre baja» hace que muchas familias vendan y esperen a septiembre.
Esta alternativa es la necesaria para inversores que tienen una cartera muy activa con operativa intradiaria, evidentemente no se puede operar así desde el teléfono móvil en la playa, piscina o montaña. Sin embargo es muy diferente para inversores que tienen un horizonte temporal de medio o, especialmente, largo plazo.
Para empezar, no es cierto que la bolsa baje en agosto, de hecho ha habido meses muy buenos, algo que hemos visto justamente en los dos últimos años, en 2021 y en 2020.
Que éste sea el tercer agosto consecutivo depende menos de la estacionalidad que de los factores mencionados antes. Es cierto que el promedio de rentabilidad es algo inferior al de otros meses y que la volatilidad suele ser más alta al haber menos volumen, pero no es verdad que siempre baje, ni mucho menos.
El inversor de medio plazo, el que le gusta comprar acciones y venderlas con una rentabilidad del 8-12% tiene una herramienta que, de hecho, puede ser útil todo el año: poner stops (casi es básico para este tipo de operativa). Así pueden estar invertidos limitando las pérdidas mientras que si las acciones van generándole rentabilidad. En caso de ir mal y saltar el stop, las pérdidas serán asumibles a cambio de buscar beneficios con las acciones que ya haya estado analizado y sobre las que haya visto potencial.
Por último, los inversores a largo plazo ya sea en acciones o, especialmente, en fondos de inversión no tienen que variar su rutina: cuando no están de vacaciones tampoco deberían mirar su cartera a diario.
Si optara por la opción de limitar las pérdidas, ya sea por porcentajes presupuestados o por perforación de soportes muy clave, pueden revisar sus posiciones puntualmente y si tuvieran que activar alguna venta o alguna cobertura no debería ser «de un día para otro».
Para acabar y para intentar ayudar a estos inversores, los soportes a largo plazo de los principales índices estarían en 7.800; 3.250: 12.400; 3.500; 11.000 y 24.000 puntos para IBEX, EuroStoxx, DAX, S&P, Nasdaq y Nikkei respectivamente.