En esta tierra, hubo un tiempo en que alcanzar un cierto grado de prosperidad fue tan importante como para aceptar todo tipo de sacrificios, alargar las jornadas laborales o consumir por debajo de las posibilidades. Para aquellos baleares valía la pena asumir riesgos, aún a sabiendas que serían los menos los que alcanzarían las metas deseadas. Como consecuencia el PIB regional creció a ritmos que ahora consideraríamos asiáticos beneficiando también a los que no tuvieron suerte o habilidad.
A medida que la prosperidad iba llegando se hizo más difícil aceptar nuevos riesgos. Ya había demasiado que perder, sobre todo, por aquellos que fueron bendecidos por la diosa fortuna. Entonces, con la constitución de la CAIB, se contó con una cámara legislativa tremendamente útil para blindar los privilegios alcanzados. La prosperidad tenía que ser para aquellos que la consiguieron primero, el resto sólo podía tener cabida como personal complementario. De esta forma, los crecimientos del PIB fueron disminuyendo. Balears, en su conjunto, comenzó un rally de descenso en muchos indicadores comparativos.
Prosperidad y saturación
30/06/23 8:50
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